Te miro y te amo, y eso me aterra. Me aterra lo que haría por ti. ALEXANDRA BRACKEN
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IRIS KINGSLEY era solo un caparazón de un ser humano. Antisocial y confiada. Calculada y enfocada. Sus venas se llenaron hasta el borde con nicotina, alquitrán y café negro. Ella no hizo movimientos incorrectos y tenía un horario estable. No iba a dejar que nadie se interpusiera en lo que iba a hacer. Ningún jefe, amigo o enemigo podría disuadirla. Iris estaba sola y eso estaba bien.
Ella estaba bastante segura de que no había nadie como ella en la policía de Detroit. Probablemente por eso todos sus jefes parecían renunciar — no se mezclaba bien con ellos. Para ser justos, ella realmente no se mezclaba con nadie. Pero luego, el departamento contrata al detective Dick Grayson, e Iris cree que finalmente encontró a alguien al menos en parte similar a ella. Fue asombroso — de verdad.
Sin embargo, Iris no quiere tener nada que ver con él. Ella es perfecta para permanecer en su carril, permanecer separada de él, incluso cuando intenta hacer un esfuerzo para socializar e incluirla, pero Iris no lo necesita. A ella no le gusta. Él es demasiado arrogante y francamente, a ella no le gusta que su jefe le haya pedido que se refiera a él como, Dick. Esperaba que se fuera para fin de año.
Y entonces, ocurre algo astronómico. En un mundo donde la vida de Iris Kingsley está planeada en un segundo absoluto, sucede lo inesperado, y Dick Grayson es de repente la única persona en la que confía. Era hora de dejar que la mala sangre se secara.
Quiero decir, ¿a quién más debes llamar cuando te dan un collar de reliquia antiguo y tus manos comienzan a ENCENDERSE?
