🔥 Capítulo 6 🔥

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Júpiter:

No tengo más remedio que dejarme encontrar, esta venganza es mía y ni él ni nadie me la va arrebatar. Llevaré a Katrina conmigo, ella será mis ojos, mis oídos y la encargada de Fabio en mis noches de caza… No pude encontrar nada de Esus en nuestra base de dato, al parecer se mantiene con un perfil por debajo del radar, sólo lo había visto una vez en el portarretrato que tenía Meglin en su oficina, no recuerdo muy bien su cara porque verdaderamente no me llamó la atención ¡Grave error!

Escuché el ruido estridente de la bocina de un carro que pasaba junto a mí, haciendo que dejara de pensar en las musarañas y me concentrara en mi tarea.
Me adentré en la farmacia a recorrer los estantes, cogí varios medicamentos sin fijarme en el nombre y varias cajas de tampones ¡Nunca están de más!, pensé… Me acerqué al mostrador enseñando mi mejor dentadura a el recepcionista que era un joven que no rozaba ni los dieciocho años de edad, era bien parecido, instintivamente bajó su mirada a mis senos ¡Hormonas!

—Aquí tiene— deposité todo en el mostrador.

—¿Sólo esto? ¿No desea también una caja de condones? Se con quién puede usarlo— sonrió a modo seductor, tocándose su cabello con suficiencia.

—¡Qué gran idea! —dije sarcástica —. ¿De casualidad no sabes con quién pueda usar esta? —corrí mi chaqueta, dejando a la vista mi semiautomática Hecker & Koch USP calibre cuarenta y cinco.

Su expresión fue todo un poema, observé como unas gotas de sudor le empezaron a recorrer por la frente y de un momento a otro puso los ojos en blanco cayendo desplomado al piso…

¿Y esta mierda qué es? Maldito niñato. Empecé a maldecir para mis adentros, buscando el post para pasar mi tarjeta de crédito. Lo más seguro era que Esus me estaba buscando, controlando cada uno de mis movimientos financieros y si mi plan salía a la perfección en menos de dos horas estaría aquí junto a su tropa…

Salí de la farmacia, atrancando la puerta y poniendo el cartel de cerrado. Me dirigí al motel mal oliente que había escogido para el gran encuentro. Llegué a la habitación 333, Katrina ya había dormido a Fabio y se movía de un lado a otro impaciente. Sus ojos se alumbraron cuando me vio llegar.

—¿Hiciste todo? — preguntó.

—Sabes que sí ¿Guardaste el armamento en el compartimento secreto de la maleta?

—Los guardé, estaba esperando a cerrarla para que guardaras tu pistola.

—Oh sí, casi lo olvidaba— la desenfundé con cariño—, lo siento nena, pero debemos estar separadas por un par de horas— dije besándola.

—¿Crees que nos encontrará?

—No tengo la menor duda. Victoria siempre decía que él era tenaz en las cosas que quería- noté como mis ojos se nublaban debido a las lágrimas que pugnaban por salir, parpadeé varias veces evitando que salieran—. Creo que ya es hora de hacer el cambio de imagen.

—Que comience ¨Operación destrucción¨— dijo entre risas, sacando mi nueva vestimenta.

—¿Operación destrucción? ¿En serio? — levanté una ceja a modo de enfado, aunque el fondo me parecía divertida la idea.

—¿Es qué tú te has fijado bien en lo que te vas a poner? — señaló el vestido amarillo de flores rojas que estaba situado arriba de la cama.

¡Era horroroso! Lo habíamos comprado en una tienda para mujeres de la tercera edad, si tuviera una abuela definitivamente me la imaginaría con ese vestido, los acompañaría con una de mis botas habituales, esta era las únicas que no cambiaría, puesto que guardaba mis dagas en una y en la otra un pequeño revolver. Al lado se encontraban unos anteojos negros redondos, había decidido que tendría miopía aguda. Así nadie sospecharía de mi verdadera identidad. Para todos iba a ser una tonta y una ingenua.

VINDICTAWhere stories live. Discover now