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Narrador.

Decir que sintió temor al despertar atado a una silla era poco. Estaba completamente aterrado y gritaba desesperado, nadie se encontraba a su alrededor, o al menos eso creía. Lo primero que hizo al despertar y recobrar bien los recuerdos de lo que paso fue revisar si su bebé estaba bien y fue cuando se dio cuenta de que estaba atado, al parecer no tenia ningún rasguño pues no sentía ninguna parte de su cuerpo doler.

"¡AYUDENME!" fue lo que volvió a gritar en un intento fallido de que alguien lo escuchara mientras la chica al lado de la habitación solo reía al escucharlo y saber que no, nadie lo podría escuchar. Fue hasta los siguientes dos gritos que se arto de escucharlo y se levanto caminando con un arma cargada en mano.

-¿Quieres callarte ya?, juro que estoy apunto ponerte una bala entre las cejas -advirtió apuntando.

Ahogo un sollozo al verla he intento calmarse. No podía ser verdad.

-¿Por qué?, ¡¿por qué estoy aquí?! -grito intentando encontrar su respuesta.

-¿No es obvio?, vaya, yo creí que sí -sonrío mirándole los ojos sin descaro alguno- Estas secuestrado, y no saldrás de aquí a no ser que lleves una bala en tú frente.

No aguanto más y sus lagrimas salieron de nuevo.

Emilio.

Estoy dando vueltas por la sala mientras Ian, me observa desde el sofá. Son casi la una y media de la mañana y Joaquín no ha regresado.

-Tranquilo, seguro papá ya viene, tal vez se le habrá hecho tarde -dijo intentando tranquilizarme, pero se que esta igual que yo. Sonreí y me acerque.

Le mire unos segundos antes de abrazarle.

-Debes dormir, mañana tienes escuela y Sharon vendrá temprano por ti -el negó con la cabeza.

-No quiero que estés aquí solo -explico- Y quiero ver a papá llegar.

Acaricie su cabello -Tu mismo lo has dicho. Seguro se le hizo tarde y ya viene en camino, ve a dormir, no le gusta que estés despierto hasta tarde -cuando llegue le diré que vaya a verte, ¿de acuerdo?.

Asintió resignado y camino escaleras arriba hasta su habitación. me senté en el sofá. No dormiré si no lo veo cruzar esa jodida puerta.

Narrador.

Horas después, casi al amanecer, Joaquín observaba un punto fijo en la pared. No durmió, ni siquiera tuvo sueño, solo respiraba lento sin entender porque se encontraba en aquella situación.

-¿Por qué me haces esto? -pregunto mirándola sentada en un sofá, completamente tranquila.

-¿Nunca te enseñaron que no es bueno hablar con tú secuestrador? -dijo alzando la vista de la pelota que lanzaba una y otra vez contra la pared. Ella lo miro y él solo agacho la cabeza- No me agradas Joaquín, nunca lo hiciste. Aunque si te diré algo, tú peor erros fue ganar el concurso de moda en Oaxaca.

Joaquín recordó aquello, fue hace mucho, justo después de terminar preparatoria. Fue entonces que le llegaron muchos contratos y el nombre de su empresa fue cada vez más y más reconocido.

-Pero nunca te hice nada. ¡No entiendo que tiene que ver eso con todo esto!.

-¿Recuerdas como ganaste aquel concurso?, ¿recuerdas tus vestidos de mezclilla completamente ordinarios?. Nunca pude entender porque tus estúpidos vestidos ganaron siendo tan ridículos y básicos cuando los míos eran todo lo contrario, fue cuando comprendí que tu padre formaba parte del jurado ese día. Tú no ganaste nada, fue tu padre el que te dio el éxito y dejo el verdadero talento de lado para que su hijito tuviera lo que quería.

Por Accidente (Emiliaco) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora