Medicine I

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[Pick it up, pick it all up.
And start again.
You've got a second chance,
You could go home.
Escape it all.
It's just irrelevant.
It's just medicine.
You could still be,
What you want to,
what you said you were,
When I met you.

Medicine, Daughter.]

[Recógelo, recógelo.
Y empieza de nuevo.
Tienes una segunda oportunidad,
Podrías ir a casa.
Escaparse de todo.
Es simplemente irrelevante.
Es sólo medicina.
Aún puedes ser,
Lo que quieres ser,
Lo que dijiste que eras,
Cuando te conocí.

Medicine, Daughter.]

¿Qué pasó con él?

Naruto escuchó una voz femenina llamarlo, salió de su ensoñación y alzó la cabeza, que mantuvo baja mientras se perdía en sus cavilaciones. Se encontró con su asistente, la cual sonreía de lado a lado. Era una pelirroja de ojos azules, alta y con hermosas curvas. Él escuchaba a menudo a las personas susurrar lo increíble que era que nunca la hubiera cortejado, después de todo, era una oda a la belleza.

—¿En qué piensa, señor Uzumaki? —preguntó la mujer con curiosidad.

—Nada interesante sólo... estaba recordando mis días como adolescente. Solía ser un problema andante, ¿sabes?, era del tipo que se saltaba las clases y conocía todo tipo de malas palabras. Me iba a la azotea y pasaba largos periodos admirando el cielo.

La mujer sonrió, no le sorprendía tal revelación. Conoció a su jefe cuando estaban en la universidad y desde entonces fue consciente de que el hombre era todo un revoltoso. También supo de inmediato que sería feliz si en el futuro podía trabajar con o para alguien como él. Así que cuando Naruto le pidió ser su mano derecha no dudó en seguirlo.

Con el paso del tiempo se volvieron grandes amigos. Supo que Naruto había llegado a los Estados Unidos para completar su educación, para vivir con sus padres y ser una persona más digna. Si hubo algo que no le gusto de él porque le partía el corazón era que existían momentos en los que veía a lo lejos, como si anhelara algo inalcanzable.

—¿Es así? —respondió con una pregunta la mujer.

—Sí, era un dolor de cabeza, según mi abuela. Ella decía que los profesores siempre llamaban para acusarme de que no entraba a clases y mis calificaciones iban en empicada. Por aquel entonces mi bronceado era mucho más visible. Pasar mucho tiempo encerrado, leyendo y firmando papeles ha dañado mi color de piel.

—Necesita unas vacaciones.

—Por supuesto que sí, te lo he dicho mil veces —respondió Naruto. Desvió la mirada, en dirección a la ventana que estaba en su oficina. Cerró los ojos por unos segundos. Cuando el cielo estaba azul recordaba a Sasuke. No necesitaba contar cuanto tiempo pasó desde que lo conoció pues lo sabía mejor que nadie.

Ya habían transcurrido dolorosos trece años desde que aquel encuentro.

Desde que Sasuke salió de su vida se encargó de revisar el calendario todos los días, era el deseo de saber en qué día vivía y qué hora era, porque eran los días y las horas que iba a pasar sin él.

Cielo azulWhere stories live. Discover now