CAPITULO 3

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|| Geografía ||

Luego de haberse estado drogando en el sótano de Namjoon, YoonGi se dirigió a su casa. Claro que aún seguía drogado y que sus ojos lo delataban, pero da igual, él ya se inventaría una excusa.

Caminaba amenamente por las ruidosas calles de Seúl. Miraba todo con curiosidad... o tal vez porque no tenía ni idea de dónde se encontraba. Ah, maldición, quizá solo se hubiera quedado en la casa de su mejor amigo y al otro día ir a la escuela. Pero que más da, lo hecho hecho está, ahora solo quedaba ver qué le tenía el futuro preparado.

Entonces al parecer, en su vida pasada había hecho algo sumamente bueno, pues se había tropezado con sus torpes pies y cayó al suelo. Bien, la caída dolió y se golpeó la cabeza, pero eso de una extraña forma... lo despertó levemente de su estado drogadicto. Esta vez miró a su alrededor, intentando recordar donde mierda quedaba su casa.

Oh, no estaba tan, lejos. Él estaba al frente de su casa.

Cruzó la calle sin mirar a los costados, siendo propenso a que cualquier vehículo lo atropeye, pero no sucedió e ingresó a su amada casa.

Cuando estuvo dentro, sus padres estaban sentados en los sillones, junto con otros dos hombres. Todos estaban serios, al parecer solo se trataba de una reunión de socios.

Cerró la puerta cuidadosamente, sin hacer ningún ruido... mentira, hizo todo lo contrario, causando un sobresalto en los mayores. Y los progenitores de YoonGi deberían irse acostumbrando a la manera de hacer aparición de su rebelde y drogadicto hijo. Luego de que YoonGi haya tirado su mochila por ahí, sus padres lo miraron interrogantes, pues el aspecto que se cargaba el pálido era sospechoso.

—Buenas noches —saludó con voz rasposa —Adiós.

Corrió hacia su habitación con torpes tropezones. Cerró la puerta tras su espalda y luego se dirigió a su armario. Se sacó el uniforme y lo lanzó al armario, para después sacar su pijama. El cual solo era unos pantalones de jersey negros. Se puso este y se tiró a su cama, importandole mierda si estaba destendida.

Cerró sus ojos por un momento. Él solo quería dormir plácidamente, pero al parecer, su madre no quería eso, ya que esta estaba golpeando su puerta como desquiciada. Con maldiciones en murmuros, se acercó a la puerta y la abrió. Su madre estaba con la mirada plasmada en preocupación y con Holly en sus brazos, cosa que extrañó a YoonGi.

—¿Qué...? —preguntó confundido, luego encendió la luz de su habitación y en eso, su madre entró a la estancia.

—¿Estás bien, bebé? ¿No te pasó nada en la escuela, verdad? —agarró a su hijo por los hombros, dándole el cachorro a YoonGi, el cual gustoso lo alzó.

YoonGi quiso reírse en su cara, y lo hizo —Ay... ¿Creíste que me estaban haciendo bullying en la escuela? —su madre asintió en respuesta —Tú sabes muy bien que eso nunca sucederá... yo me encargo de hacerle  eso a mocosos perdedores —bromeó, acariciando a su hijo canino.

—¡Min YoonGi! —refutó su madre, frunciendo su ceño.

En fin, la charla solo se basó en su madre preguntándole sobre su primer día de clases. Cosa que YoonGi le narró su día, claro, evitando el contar de su fuga. Su madre estaba alegre de que su  hijo  no haya hecho ninguna rebeldía, y se lo hizo saber. YoonGi solo se aguantaba la risa.

YoonGi durmió plácidamente luego de esa charla con su madre. El pálido estaba extrañamente confundido por el que su madre no se haya dado cuenta de que estaba drogado, pero solo le restó importancia, pues era un punto a favor.

EL PROFESOR PARK  || ymOnde histórias criam vida. Descubra agora