CAPÍTULO 32

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Locura, una simple palabra que lo caracterizaba y amenazaba con hundir bajó sus redes, sus enredaderas que lentamente iban creciendo dentro de su alma y apoderándose de sus pensamientos y acciones, todo por un simple deseo juvenil.

Culpa, una palabra que los atormentaba con sus fríos y desgarradores susurros sin piedad, sus corazones muertos y sus almas atrapadas eran presa fácil de su descontrol, todo por una sencilla necesidad de trabajo.

Y claro, cada quien debía de tolerar y resolver sus inquietudes y canalizar sus propios pensamientos con sus sentimientos en contra de sus deseos.

Un error era lo que los unía más que un lugar de horribles secretos.

Sombras y extraños ruidos los hacían dar vueltas en su mismo eje, y el punto cardenal seguía siendo inútil pues, como si de alguna clase de falla técnica fuera, nada más que un reloj era lo que los motivaba e invitaba a seguir, a continuar con sus propias tareas.

Aferrarse a su vida era lo que el joven de cálidos ojos café debía de hacer si quería volver a ver la luz del día, algo que aquellos animatronicos no lograron hace ya mucho tiempo atrás de su presencia en la pizzería.

-S-solo…una…noche…más- decía con la tableta en su pecho, siendo más una suplica a alguien de extremo poder y gran control de su destino, ubicado sobre las nubes o quién sabe, que una corta frase vacía. Sollozaba y no era por el dolor que su alma debía de cargar, sino por el gran horror de un cuarto robot en uno de los pasillos, más específico, el pasillo izquierdo.

Jueves, su noveno día de trabajo y ya un nuevo ser se abría paso en la densa oscuridad, con penetrantes ojos rojos y desquiciado anhelo. Su cuerpo destrozado y prendas  desgarradas se movían a pluma en el aire, con suave oleaje y toscos golpes. Sus articulaciones oxidadas y lágrimas de sangre en sus cuencas le otorgaban un punto a favor, siendo claro de que no podía ir más deprisa al ser muchos años más viejo que hasta la misma pizzería.

-It's…me…help- dijo al mismo tiempo que la cámara era arruinada, corrompida por un fuerte torrente de estática. Y su voz, un claro ejemplo del mismo terror y una prueba viviente de un oscuro secreto en el local, era distorsionada, mucho más que la de los propios robots que rondaban cerca como demonios, buitres al acecho.

05:55 de la mañana, y la energía, un elemento escencial para su supervivencia, lo abandonó sin más. Gritó una vez dada la circunstancia y comprensión del gran aprieto al que debía de afrontar. Los pasos se intensificaron mientras una mano, rota y con varios cables sobresalientes de muchas heridas en la carcasa opaca y reseca, se apoyaba en la pared y solo la linterna del joven era la luz que aún permanecía presente. Lloró y rogó por piedad, por librarse del destino al que tanto tiempo ha estado huyendo. El robot se acercó y con gran rapidez se apoyó en ambos lados de la silla donde los brazos del menor temblaban con gran horror.

-Rose…Víctor…Rose…Rose…Víctor-.

-¿Q-que?-.

Hablaba en Inglés como si otro idioma no fuera importante o simplemente no existiera, pero esa vez dijo un nombre, su mandíbula dislocada revelaba lo que a simple vista parecía ser una boca humana, aunque por más horrores que buscara o datos intrigantes, relevantes, vivo de aquel lugar no saldría, no al menos con su cabeza en su sitio. Lágrimas carmesí cayeron sobre su ropa y llantos lo que compartió con ese desafortunado encuentro.

Un noseabundo olor putrefacto dió por sentado ese encuentro mientras los minutos pasaban hasta dar con las tan esperadas 06:00 de la madrugada. La energía no volvió pero los horrores se acabaron y su seguridad había regresado a dónde pertenecía, a su corazón que seguía acelerado aún en su garganta. Lloraba recordando su encuentro con ese robot de desagradable apariencia y repugnante olor.

Solo en aquella pizzería esperaba la valentía para salir y volver a su hogar, pero nada parecía asomar más que pensamientos negativos con posibles desenlaces para nada alentadores.

-Victor…Rose- dijo mientras que con gran seriedad recordaba cada detalle como si de su última hora de vida se tratase. No sé levantó y permaneció en su silla, lugar que ha estado desde que su trabajo comenzó una semana atrás.

Sin poder permanecer despierto por más tiempo, volvió a su sitio y una vez allí, sus sistemas se apagaron. Sería él quien deba de advertir o acabar con la vida de quién era el guardia en esa actualidad, dos caminos, dos desenlaces, una vida en juego. Pero nada más iba a cambiar más que la atención de quien era el nuevo trabajador luego de su desafortunado encuentro cercano con la misma muerte encarnada.

Tanto la llegada de un nuevo visitante como la ida del joven castaño fueron instantáneas, y una vez sus caminos cruzados como líneas perpendiculares en un gráfico, los saludos intentaron dar su aparición tal y como el nuevo robot había hecho en su momento. Nada.

En silencio y con cierta molestia, el mayor olvidó sus intenciones una vez que el menor salía por la puerta. Y fue entonces cuando llegó a la sala de partes cuando descubrió la verdad, la razón del ausente comportamiento del guardia. Calló sus palabras siendo la mirada vacía de un endoesqueleto sobre su alma, el causante de su renovado nerviosismo.

Ya en la comodidad y seguridad de su hogar, el adolescente se vio en el espejo del baño, sus profundas ojeras y despeinado cabello fueron detonantes de un nuevo temor, la sangre en su ropa lo trajo de vuelta a la realidad. Aunque dicha mancha ya no estaba donde se suponía que estaría, en donde claramente había sentido su peso sobre los pliegues de la ropa. Acarició y rascó con insistencia y duda, pero nada más que pequeñas pelusas se revelaban a sus toques. Renunció y elevó su vista hacia su reflejo, el pánico se mostraba en cada una de sus facciones, incluso a pesar de tener la certeza de su soledad y resguardo de su hogar.

Un aura de miseria rodeaba a ese animatronico en particular y con varios recuerdos agolpándose en su cabeza, rápidamente descubrió la verdad, siendo claro de que aquel animatronico no era nada más y nada menos que uno de los personajes de su tan aclamada infancia, de su niñez que tanto apreciaba.

UNA NOCHE MAS//AU//compadretes y fnafDonde viven las historias. Descúbrelo ahora