Treinta y dos

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Por fin se termina el día.

Ya son pasadas ‪las seis de la tarde y Harry se pone de pie, ha guardado todos y cada uno de los archivos con los que ha estado trabajando desde que llegó a eso ‪de las seis de la mañana. Han sido diez horas demasiado largas, siempre lo son, pero Harry siempre se alegra como la primera vez de que todo haya terminado ya.

Se cubre los hombros con la chaqueta y toma su maletín, hace unos segundos ha sacado su billetera, el móvil y las llaves de la casa del cajón en donde siempre las guarda y camina en silencio hacia la puerta. Su semblante es agotador, cualquiera que lo mire se dará cuenta de lo difícil que han sido todas esas horas encerrado allí, pero él espera que las cosas mejores, aunque sea un poco con la presencia de Louis.

Planea llevarlo a cenar o simplemente dar un pequeño paseo a cualquier lugar tranquilo en donde no tenga que concentrarse en nada más que no sea el color celestial de sus ojos, o la manera en la que sonríe tantísimo que se le arrugan las esquinas, o la forma en la que lo llama por aquel nombre tan            peculiar del cual ya se ha acostumbrado tanto que se sentiría extraño el no ser llamado de aquella manera.

Respira, no ha tenido muchas noticias de Louis hoy, solo unos cuantos textos que han intercambiado a eso ‪de las tres, pero nada más.

A Harry no le ha mortificado, ni mucho menos, ha estado ocupado y supone que Louis también, después de todo la vida sigue aún cuando ellos no están juntos y Harry espera que las cosas sigan de esa manera porque por más que lo piense, no quiere que Louis dependa de él bajo ninguna circunstancia. El millonario en serio desea que aquel precioso chiquillo brillante sea capaz de conocer la libertad por sus propios medios.

Gira la perilla de la puerta para abrirla, cruza el seguro desde atrás y después de salir la cierra, mueve el cuello en una manera de estirarlo y Manuel aparece delante de él. Parece que también va a marcharse ya, Harry quiere preguntarle si no le ha dejado trabajo por realizar, pero hoy no tiene tantas ganas de hacerle sentir como en el infierno.

—Señor Styles— Llama su secretario. Harry lo mira de reojo con la expresión imperturbable. —Ha llegado la invitación a la fiesta navideña del Banco Central, aquí tiene.

Le extiende la carta, Harry la agarra entre sus dedos y no la abre ahora.

—¿La mandaron ahora?

Manuel abre los ojos y parece tragar saliva visiblemente.

—Eh, pues, pues no, señor. Llegó hace una hora, pero, pero usted me había mandado a llevarle contratos al señor Horan y no tuve tiempo de dársela.

—¿Y ahora encontraste tiempo?

—Yo, si, señor. Si.

—¿Ya te vas?

—Así es, señor.

—¿Vas a llamarme señor en cada respuesta que me des?

Harry observa como Manuel encoge los hombros, se le enrojecen las mejillas, baja la mirada y parece que se va a hacer tan pero tan chiquito.

—No, señor. ¡Es decir, no, no claro que no, jefe! ¡Le pido que me disculpe!

El millonario hace un sonido al exhalar, le da una última mirada a Manuel y se da la vuelta en dirección al ascensor.

—Que tengas una buena noche, Manuel. Y por favor, deja de parecer un ratón asustado, no voy a comerte.

—¡S-Si, señor Styles!

Harry ya no lo mira, pero está muy seguro de que al pobre muchacho casi se le sale el corazón por la boca.

Consigue ir al ascensor, marca el piso de abajo y espera con paciencia y un poco de cansancio a llegar, cuando lo hace sale, se dirige a la puerta, la chica de la recepción se despide de él y Harry hace un gesto con la mano en respuesta, respira profundamente cuando Miguel le abre la puerta en cuanto lo ve y no tarda ni un segundo en deslizarse sobre el asiento.

Baby Blue ✦ daddykink! [ls] | ✓Where stories live. Discover now