Capitulo 8: Desayuno

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POV JACKSON

La luz del sol,entrando por el pequeño hueco que había entre la cortina y la ventana,  se hizo presente en mi cuarto. El reloj de mi celular marcaba las 8 a.m. . Ayer, no pude pegar un ojo en toda la noche. Estuve pensando y pensando en Allison y nuestro casi y muy deseado beso de mi parte.

Decidí levantarme de mi cama, ponerme algo de ropa deportiva y salir a correr para poder despejar mi mente un rato.

Al bajar las escaleras, fui directo a la cocina en busca de una botella de agua y una manzana. Mis padres me observaron y se quedaron sorprendidos al notar mi presencia.

—Hola cariño... -dijo mamá algo confusa.

Ya se lo que están pensando, se supone que ella no es mi madre, y están en lo correcto. Mi mamá falleció en el parto, segundos después que nací yo. Ella es Adriana, la madre de Maia y la pareja de mi padre, Daniel. Aunque no llevemos la misma sangre, yo la considero mi madre. Adriana es la mujer que me crió y quién me amó a pesar de que no fuera su hijo biológico.

Mi padre levanta su vista del periódico y posiciona sus ojos en mi —¿Te encuentras bien? —mira el reloj que tiene atado en su muñeca derecha— ¿Que haces levantado a las 8:10am?

—Me he despertado y no podía dormirme. -respondo acercándome a la nevera— iré a correr un poco -continuo hablando mientras agarro una botella de agua.

—¿Quieres que te prepare algo para desayunar? -pregunta Adriana levantándose de su silla.

—No, no te preocupes. —me acerco a la frutera que se encontraba en el centro de la mesa de la cocina y agarro una manzana— Comeré esto y luego cuando regreso desayuno con las chicas.

—Esta bien —me regala una sonrisa de esas que te hacen sentir que todo es color de rosas.

—Nosotros llegaremos a la tarde —Mi padre vuelve a hablar— les dejaré dinero y una lista  para que vayan al mercado a comprar alimentos y algo para que se preparen para el almuerzo.

—Genial, cuando regreso voy. —deposito un beso en la cabeza a mi madre y a papá le doy un saludo de manos— Nos vemos a la tarde.

—Que tengas un lindos día.

—Igual. —agarro las llaves de casa y salgo.

El viento mañanero choca contra mi rostro y el sol invade mis ojos. Me coloco los audífonos, pongo música aleatoria y me dispongo a correr.

A pesar de que no lo hago tanto, cada vez que salgo lo disfruto. Es un momento en el que conecto con la naturaleza y no pienso en absolutamente nada. Cuando corro, los problemas desaparecen y en lo único que me concentro es en cada paso que doy al moverme, en la música, en relajarme y en eliminar todas las energías negativas que sumé a lo largo de la semana.

Una cuadra... dos cuadras... tres cuadras... diez cuadras...

Corro y corro sin importar la distancia o velocidad. Solo disfruto del viento chocando en mi cara y de la soledad.

A pesar de que soy una chico que ama estar rodeado de personas, ya sean su familia o amigos, también disfruto mucho la soledad y el poder concentrarme aunque sea un ratito en mi. Considero que todos tendríamos que tener al menos media hora por día para sentarnos, relajarnos y pensar en las cosas que nos hacen felices o en aquellas que nos lastiman y buscar la manera de solucionarlas.

Muchas veces, sentarse a pensar te ayuda a solucionar problemas que quizá pensabas que no tenían solución. O también, te ayuda a ver las cosas desde una perspectiva diferente. Nunca esta mal dejar de pensar un poco en los demás y tomarse un tiempo para uno. No es para nada egoísta, al contrario, todos merecemos relajarnos y disfrutar de la vida.

¿Me estoy enamorando? Where stories live. Discover now