Capitulo 25: Sorpresas

5.3K 288 26
                                    

Abrí mis ojos, por que el maldito Rayo de sol estaba entrado por la ventana de mi habitación y me despertó.

Definitivamente tengo que comprar cortinas nuevas.

Estiré mi mano y agarré mi celular, el cual estaba sobre la mesita de noche. Lo prendí y miré la hora, éste marcaba las 11 a.m. . Giré asobre mi cuerpo para ver si Maia acún dormía pero no estaba a mi lado, no le di mucha importancia, seguro estaba en el baño.

Luego empecé a contestar todos los mensajes que tenía sobre mis familiares y amigos, deseandome un feliz cumpleaños y todas esas cosas que normalmente te dicen en tu cumpleaños.

Minutos después, me llega un mensaje de mi hermano. ¿Acaso no esta en la habitación de al lado?

Grandote♥️

-Enana, ¿Maia está ahí?

-No, ¿por?

-Los chicos tampoco están.

-¿Que?

-Marcos, Liam y Jackson se fueron. Acabo de despertar y no los veo.

-Que raro. Bajemos a la cocina y preguntemosle a mamá.

-Si, vamos.

-Me cambio y te veo en el pasillo en 5 minutos.

-Bueno.

Me levanté y fui a mi armario. Agarre unos jeans y una remera de mi serie favorita teen wolf, en la que ponía el número 11 y el apellido McCall. También tomé unas zapatillas vans negras y me las puse. Finalmente arreglé un poco mi cabello, ya que estaba demasiado alborotado y salí de mi cuarto.

Una vez fuera, lo veo a Matthew que estaba saliendo exactamente al mismo tiempo que yo.

—Buenos días enana. —me da un choque de manos y puño.

—Buenos días grandote.

—Linda manera de empezar nuestro día de cumpleaños. Con nuestros amigos desaparecidos. —dice en un tono sarcástico.

—Si, hermosa forma —respondo de la misma manera.

—Vamos, bajemos —mi hermano toma la delantera y juntos caminamos por el pasillo de mi casa hasta llegar a las escaleras.

Una vez que bajamos, la casa estaba en completo silencio, no había señales ni de mi madre, ni de mis amigos.

—Parece que no hay nadie —digo observando la sala.

—Al parecer no. —suspira— Bueno, vayamos a la cocina, muero de hambre.

—Extrañaba tanto tu hambre mañanero. —una leve carcajada sale de mi garganta.

—Ya, vayamos a comer. —responde restándole importancia a mi risa y juntos nos dirigimos a la cocina.

—¡SORPRESAAAAAAA! —Un grito unísono lleno de diversas voces se hace presente en nuestros oídos y ambos saltamos del susto.

¿Me estoy enamorando? Where stories live. Discover now