Parte 34: O de como Arthur convive con la comunidad

28 5 1
                                    

-....Oye, Arthur. ¿Podrías avisarles a los hombres que ya es hora de comer? - Te pregunta Denise, quien junto a las mujeres tienen la olla lista con los frijoles del huerto de los ancianos. Las comidas no varían casi, a veces comen carne, otros frijoles o jitomates, que es lo que cosechan los ancianos. Si alguien trae comida de la pequeña ciudad, pueden comer zanahorias, cebolla y ejotes. Pero las provisiones que traían se han acabado, por lo que más opciones son limitadas, hechas una ojeada a la olla y ves como burbujea la sopa de jitomate.

Suprimes una mueca de disgusto, eres consciente del esfuerzo que hacen para preparar algo comestible, y no puede quejarte si te están alimentando. Por lo menos tienes algo que comer. Incuso Trueno y Manchas han tendió que conformarse con el pasto y una que otra flor silvestre.

Caminas a paso tranquilo hasta la entrada de la cueva, en ella se pueden ver sentados contra la pared a Liam y a Olivia, Ashley y Cooner ya te habían puesto al tanto de que esos dos eran vecinos y que se traían cosas entre si, pero que ninguno daba el primero paso.

Resoplas.

Gran momento para el romance.

-Liam, Olivia...- Llamas, ellos salen de su mundito y te miran asustados.

-¡No estábamos haciendo nada!- Grita Olivia, se levanta y sale corriendo al fondo.

Liam y tú se ven incomodos.

-Mira, yo solo vine a avisar que la comida ya estaba lista, no iba a decir nada de ustedes. - Liam asiente y baja la mirada.

-Lo siento, esta algo nerviosa, no le des importancia. - Él se levanta, pasa junto a ti y te da una palmada en la espalda. - Te veo después. – Alzas una ceja en su dirección y ruedas los ojos. ¿Y se supone que ustedes son los niños? Olivia tiene veintiocho años y Liam le sigue por un año. Vaya par de tontos.

Sales de la cueva y observas a Scott recargado contra un árbol, presumiéndoles a John y Noah uno de los frascos de mermelada de fresa que les ha quedado. Quizás se llevan bien porque son los únicos chicos de edades cercanas, o quizás realmente hay algo en sus personalidades que los amista, como sea Scott con sus veinticinco años se ajusta bien con John y Noah de veintisiete. Notas que en el hombro de tu primo descansa su rifle de caza, no se ha despegado de él ni un segundo.

-Ejem.- Te aclaras la garganta para llamar su atención, Scott es el primero que te mira, su sonrisa se va desvaneciendo y su ceño se frunce conforme te mira. John y Noah deben darse cuenta del cambio, porque miran atrás y suspiran aliviados cuando notan que solo eres tú. -

-¿Paso algo malo?- Te pregunta tu primo, con esa seriedad con la que te da órdenes. Sientes ese impulso de ponerle mala cara, pero has estado tan acostumbrado a dominar tu temperamento alrededor de la gente que simplemente niegas y aprietas los labios. - ¿Entonces qué quieres, Arthur?

-¡Ey! No tienes que ser tan seco con el chico. - Lo regaña a la ligera Noah, con una sonrisa amigable.

-Sí, Scott, ¿Qué no son primos? - Interviene también John.

-No se metan. – Su tono rudo sirve para callar a ambos hombres, no te amedrentas y das un paso más al frente.

-Denise me pidió que les avisara de la comida. – Sostienes la mirada de Scott hasta que el la rompe para mirar a John.

-Avísale a los demás. - Le pide con un tono más moderado, el bufo, pero se retira, Scott vuelve su atención a ti. - Regresa adentro. - Y como siempre lo has hecho, pegas la media vuelta y sigues la orden.

Es tan jodido como siempre cumples lo que él te dice. Ya ni siquiera peleas contra eso, simplemente lo haces, te irrita en sobre manera, y aun así no haces nada para contradecirlo. 

El Rey y la Reina. HetaliaWhere stories live. Discover now