Astrid se sienta en la cama, por el viciado dolor en su abdomen bajo, era leve como si se tratara de los típicos cólicos menstruales. Sin llegar a ser molestos para ella, en sentimiento de la escasez de preocuparse por ello. Conforma varios círculos en su vientre inchado, en saludo a su pequeña hija perfectamente dormida.
También saludando al Hiccup que había despertado, tan solo por el incómodo movimiento que está hacia accidentalmente. -Buenos días Hiccup- saluda está rascándose una vez más los ojos.
El padeciendo de su timidez saluda con su mano en alto, en el pobre disgusto de Astrid quien podría exigir por el hablar de aquel que creyó no enamorarse nunca. -Buenos días Astrid- habla el al mirar de la muchacha.
Satisfecha por el logro, sonríe sin el control tomado por ella misma. El sonríe inevitablemente, incapaz de estar lleno de felicidad por la dulce sonrisa regalada por Astrid y masajeando la espalda de Astrid por la petición de esta quien sufría de minúsculas molestias en la cadera ideando que fuera sus recurrentes dolores de espalda. -Gracias Hiccup, detesto mucho estos dolores de espaldas- dice ella inclinándose hacia atrás.
El comprendía que fuese difícil para ella llevar este procedimiento de traer una nueva vida, no lo podía vivir pero se sentía a varios centímetros de distancia. Agarrada a las mantas, después de levantarse, para preparar aquella cama desordenada junto a Hiccup que lo hacía bastante bien a su comparación. Ella estaba bastante molesta, era incapaz de hacer la cama sin sentir un dolor punzante en la espalda baja y su abdomen bajo. -¿Puedes hacer tú solo la cama? Esto no me ayuda- acariciando su espalda recibiendo una afirmación de parte suyo- de mientras puedo ir y preparar el desayuno.
