Parte 1

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Link caminaba de regreso de regreso a la Región de los Zora, el sol estaba en lo alto anunciando el mediodía. Era cansado llegar hasta allá tomando en cuenta el todo el camino que había que recorrer a pie, pues para los caballos es difícil tener que sortear todo el camino pedregoso.

Al comenzar a bajar la ladera del Monte Ruto pudo ver el puente que daba acceso a la Región de los Zora. Apresuró el paso para poder llegar al puente. Al cruzarlo, sintió la refrescante brisa de las cascadas que rodean los dominios Zora.

Los zoras Rivan y Dunma, padre e hija, que cuidaban la entrada lo saludaron

- ¡Hola Link! Bienvenido de nuevo.

-Es bueno verte.

Link se limitó a sonreír y a saludar levantando la mano. De verdad le reconfortaba estar ahí nuevamente, pues ya había pasado un muy buen tiempo desde que había logrado apaciguar a la bestia divina Vah Ruta.

Llegando a la plaza principal encontró el monumento a Mipha. Se preguntó cómo pudo ser posible que se haya olvidado de ella después de 100 años de dormir en el Santuario de la vida. Si bien había recuperado sus recuerdos, sus sentimientos hacia sus antiguos compañeros de batalla aún no los tenía claros. Sabía ya que se había llevado bien con ellos, y que como equipo habían trabajado muy bien, pero ¿él les habría tenido estima o cariño? Algo en su interior le decía que tal vez Revali le caía un poco mal; que realmente se llevaba bien con el viejo Daruk; y sentía mucho respeto por Urbosa. Pero, Mipha aún era un misterio. Observaba la efigie cuando una voz lo regresó a la realidad.

- ¡Link!

Sidon, el Príncipe Zora, lo observaba desde la parte superior de la plaza. Dio un gran salto desde esa altura para caer en la planta baja, junto a la estatua.

- ¡Me da mucho gusto volver a verte, amigo! ¿Qué te trae por aquí?

Link sólo lo observó y le ofreció una sonrisa.

- ¡Link, estás herido! - Sidon señaló al brazo de Link donde tenía un corte provocado por un bumerán lizal reforzado. La herida ya estaba seca, pero se notó que recién hecha, había sangrado bastante. Link sólo se limitó a cubrir con palma la herida, y hacer una mueca de desdén.

-Ven. Déjame llevarte con el anciano Muzun. Él sabrá qué hacer.

El Príncipe y el HéroeOnde histórias criam vida. Descubra agora