Capítulo 1: Una mañana diferente

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El sol entraba entusiasta por la ventana, mientras los ruidos iban entrando lentamente en sus oídos, con un estiramiento y un último bostezo, Kara Zor-El decidió que ya era momento de levantarse de la cama.

Hoy era un día especial, ella no pasaba eso por alto, era el cumpleaños de Lena. Con cierto pesar miró en su armario una pequeña cajita marrón con un listón verde que se asomaba y le daba los buenos días como un recordatorio de lo que hoy se no-celebraba, el regalo, envuelto con meticulosidad y puclritud descansaba encima de sus camisetas. Se preguntó si sería capaz de entregárselo, después de su última conversación dudaba que Lena quisiera verla siquiera. De todos modos tomo el paquete y lo dejo en la mesilla al lado de la puerta de entrada, nunca se sabe cuándo un ataque de coraje y valentía atacará su cuerpo.

Luego de tomar desayuno, salió al pasillo para regar sus plantas, tal como lo hacía cada mañana, en eso estaba cuando la señora Stein, su vecina, salió a pasear a su perro. El animal le caía bien, lo había llevado al veterinario hace algún tiempo, y había servido para evitar una vez más decirle la verdad a Lena... si hubiera sabido en ese momento que ella ya sabía todo...

Lo que no le resultaba tan grato era el olor que a veces desprendía la Señora Stein, Kara lo había atribuido a que era anciana y a veces las ancianas humanas huelen de una manera muy peculiar, jamás se lo había hecho notar, Alex decía que esas cosas era mejor callarlas cuando no se tenía la confianza suficiente, pero esta mañana cuando su vecina pasó por su lado Kara no pudo evitar que sus pensamientos salieran de su boca.

-"Rao, usted huele horrible!" - Inmediatamente sus manos fueron a tapar su boca, no podía abrir más sus ojos porque no le daban los párpados, y la manera en que su cuerpo se había congelado hacía pensar que de pronto algún hechizo petrificante la había alcanzado.

La señora Stein, usualmente afable y cariñosa, la miró con asombro y luego cambió su expresión a indignación.

-Jovencita que mal educada!, esa no es manera de hablarle a los mayores- luego siguió su camino hacia la calle y Kara le escuchó decir algo sobre "los jóvenes de ahora que no conocen el respeto" y "sea quien sea Rao, no le enseña valores".

Kara entró como un relámpago a su casa, cerró la puerta y se sentó en el sillón. "QUE DEMONIOS ACABA DE PASAR??", fue como si sus pensamientos no pudieran ser filtrados, como si algo la obligara a decir lo que pensaba de la forma en la que lo pensaba, la verdad más pura y dura saliendo de su boca.

Aún con su mente ocupada en lo que pasó con la señora Stein, se colocó su traje y emprendió vuelo a la DEO

-Hey Kara!­- le saludó su amigo Winn

-Hola ¿Qué tal todo?, ¿Dónde está Alex?

-En una llamada, viene enseguida

-Ok, gracias Winn

-¿Te pasa algo?, te noto extraña, ¿Algo te preocupa?

Kara pensó en decirle que todo estaba bien y que no se preocupara, pero antes que pudiera terminar ese pensamiento, su boca, una vez más habló por si sola

-Hoy le dije a la señora Stein que apestaba, salió solo, se pensó y se hizo, no tuve oportunidad de pararlo, no la vi venir, solo salió. No estoy diciendo que es mentira, porque no lo es, de hecho es una gran verdad, ella no huele bien la mayoría del tiempo, pero lo tolero por su perro.

- ...

Su amigo la quedó viendo como si le hubiese dicho que la tierra gira en torno a Saturno, y ella volvió a colocar sus manos en su boca, en un inútil intento de no hablar de más.

-Kara... - alcanzó a decir su amigo, pero fue interrumpido cuando una sonriente Alex apareció

­-¿Alguna novedad?, es una sorpresa tenerte tan temprano por estos lados. ¿Has ido a hablar con ella?- preguntó Alex

-No...

-¿Entonces?

-Hoy sucedió algo extraño, Alex- dijo Kara con preocupación en la voz

-¿Más extraño que el misterio de cuando desapareció mi camiseta favorita?- dijo con un tono juguetón

Y como si Alex hubiese encendido un interruptor, su boca empezó una involuntaria verborrea nuevamente.

-Oh no, esa fui yo, la puse a lavar y terminó manchada, al parecer no debes mezclar ropa blanca con ropa roja porque se arruina, ¿puedes creerlo?, la corté en pedazos, luego quemé los pedazos con mi visión calorífica, tomé las cenizas, las eché a una bolsa y las puse en unos conteiners de basura que están al otro lado de la ciudad para que no pudieras encontrarlas ni por casualidad y luego callé y fingí no saber nada todo este tiempo.

Demás está decir que todas las miradas estaban enfocadas en ella y en la sopa que acababa de soltar, pero una de ellas, si no fuera la chica de acero, la hubiese quemado como una vil cerilla que se enciende para dar vida a una vela. Alex estaba furiosa y asombrada, a la par y Kara no sabía donde meterse. Sea lo que sea que está pasando, acaba de arruinar su crimen perfecto, no permitiría que volviera a pasar, habían demasiadas prendas de ropa arruinadas de las que no quería asumir la culpa.

Ella necesitaba cinta adhesiva para ponerse en la boca... urgente.

Mentirosa MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora