Capítulo 25

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Hermione comprobó que la subida siempre era más larga que la bajada. Draco estaba mejor, si actuaba o realmente se sentía así, no podía saberlo, pero el camino estaba siendo duro y empinado.

Debía reconocer también que Pansy tenía razón, convencerlo de hablar con su madre le había costado muchísimo, pero una vez Draco hubo aceptado, todo comenzó a mejorar. Se preguntó qué le habría dicho a Narcisa para que no la maldijera con un cruciatus tan pronto como la tuviera a la vista, la verdad era que tenía bastantes ganas de maldecirse a sí misma.

Draco nunca volvió a hablar sobre la discusión o sobre esa noche en la que le había pedido perdón, ni siquiera le dio una pista sobre lo que le estaba pasando, pero Hermione veía el esfuerzo, lo veía hablarle a Clemence cuando se sentía mejor o acompañarlo en silencio si no tenía ánimos, lo veía trabajar más duro que nunca en las reformas de Hogwarts y en el grupo de apoyo.

No les quitaba mérito a sus estudiantes, estaba segura de que el grupo estaba devolviéndole su confianza en sí mismo, sus fuerzas para ir a trabajar y para sonreír. De ellos era de lo primero que le hablaba cuando ella le preguntaba sobre su día y Hermione se había acostumbrado a preguntarle sobre su día.

Hermione respiró aliviada cuando encontró que Draco había decidido que era capaz de sostener en brazos a Clemence o jugar con él, e incluso mejor, que opinaba cuando ella le hablaba de algún proyecto.

La última semana de junio, Draco la había invitado al egreso de Rabastan y a pesar de la duda inicial, había aceptado. Incluso decidieron llevar a Clem en lugar de dejarlo con Dobby, el elfo elegido para cuidar del "heredero".

Draco podía no estar en su mejor momento pero definitivamente no se le había pasado por alto la elección del elfo, estaba seguro de que lo que pretendía Hermione era una revolución pero no conseguía hacer que le importase demasiado, los Malfoy tenían y amasaban una fortuna suficiente como para pagarle a una tropa de elfos por varias vidas.

Al llegar a Hogwarts, en compañía de Narcisa y Lyra, Hermione se dio cuenta de que eran multitud. Lily intentaba controlar a Effy y a Orion mientras que James y Sirius reían como los dos adolescentes que eternamente serían. Aureline arreglaba su vestido, de por sí perfecto y buscaba a Regulus con la mirada que debía estar por alguna parte en ese castillo, al fin y al cabo era profesor, y Alphard buscaba a su hermano, a punto de graduarse.

Cass, Neville, Draco, Pansy, Remus y Regulus se acercaron a saludarlos casi tan pronto como llegaron a sus asientos en el gran comedor y luego volvieron a la mesa de profesores, algunos tendrían que entregar los diplomas. Los alumnos más jóvenes estaban ubicados a los lados, observando la graduación.

Hermione recordaba que había escogido a Mcgonagall en su época, Neville había preferido a Pomona Sprout. La jefa de la casa Hufflepuff había llorado al darle un abrazo a su alumno estrella. Si no estaba mal, Draco había escogido a Regulus; no le extrañaba, todos sabían cuánto le gustaban las pociones.

La celebración comenzó con un discurso por parte de la profesora Mcgonagall que algunos podrían llamar aburrido pero que Hermione hubiera caracterizado de serio.

—Un año más ha acabado— comenzó.

—Cómo si no nos hubiéramos dado cuenta— murmuró Sirius a un lado de James pero lamentablemente lo suficientemente fuerte como para que Narcisa lo escuchara y le diera un buen codazo disimulado en las costillas.

—La celebración del egreso no es solo una celebración más, representa también una despedida; es un momento de balance, de memoria, de agradecimiento.

»Año a año hemos superado los desafíos que la vida nos ha planteado, hemos superado guerra, dolor y muerte; hemos superado los recuerdos de un futuro que pudimos evitar; hemos aprendido de nuestros errores y hemos avanzado hacia el futuro, este año más que cualquier otro.

Emptiness (Darkness II)Where stories live. Discover now