5. Steven

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Era una noche estrellada, los habitantes de la ciudad de Génova ya se encontraban descansando en sus respectivos hogares

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Era una noche estrellada, los habitantes de la ciudad de Génova ya se encontraban descansando en sus respectivos hogares. El gélido viento barría las hojas caídas de los árboles, las calles quedaron en completa soledad y el clásico canto de los grillos comenzó a percibirse. A lo lejos estaba el bar La Casa Di Bartolomé, este se ubicaba en la avenida Luccoli. Lo que más les gustaba a los clientes de este lugar, eran los bajos precios, su comodidad y su intachable servicio. En dicho local, era clásico que los clientes formaran entre sí amistades inquebrantables, ya que la mayoría solían ser personas pacíficas y relajadas. Sin embargo, muchos poseían una mentalidad problemática y descontrolada y, en consecuencia, la reputación del establecimiento se vio bastante afectada. Uno de los casos más conocidos ocurrió en el año 2002: un hombre se desnudó y comenzó a bailar sobre las mesas como si fuese un club nocturno, después robó un auto y destruyó una discoteca entera; casos como este, hay muchos.

En la última mesa del lugar, se encontraba Steven García, un hombre de treinta años de edad, con cabello corto y crespo, de contextura casi cadavérica y mediana estatura. Todos los fines de semana visitaba La Casa Di Bartolomé para beber algo y distraerse un rato. Los empleados lo conocían bastante bien, puesto que solía ser un chico sociable y respetuoso. Steven bebía una cerveza con total tranquilidad, pero en ese instante, un hombre se sentó a su lado y entabló una conversación.

—Buenas noches, soy Yusuf —dijo en voz baja.

—Hola, soy Steven, ¿cómo está? —contestó el joven con su clásico tono amistoso.

—Bien, aunque un tanto apagado...

—¿Puedo saber el motivo?

—Lo que pasa es que ya no tengo dinero y me hubiese gustado comprar otra cerveza. —El hombre se recostó sobre la mesa. Su mirada transmitía cierta tristeza.

—Si usted gusta, lo puedo invitar a una cerveza, ¿qué le parece?

—No, joven, no se preocupe.

—Por favor, Yusuf, yo lo invito —reiteró, sonriendo.

—De acuerdo.

Steven llamó al mesero, este se acercó a todo trote.

—¡Hey! Tráeme dos cervezas, por favor —indicó.

—Con mucho gusto —respondió el mesero, anotando la orden en su libreta.

—¿Y quién eres tú, Steven? —inquirió Yusuf, arqueando una ceja.

—Soy un explorador que ama viajar por todo el mundo, durante la mayor parte de mi vida me he dedicado a ello. —El chico bajó su sonrisa—. Pero, por el momento, no he descubierto un lugar interesante para explorar y eso me entristece en gran manera.

—Interesante, así que, ¿por el momento ya no eres explorador?

—Sí, lamentablemente ya no hay lugares que ameriten ser visitados. —La tristeza nubló sus facciones.

Los Siete Espejos del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora