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   Mientras tanto en el hospital, Perú y Venezuela se encargaban de cuidar el edificio aquella noche. No era usual que los médicos cuidarán el hospital pero algunas veces había alguna excepción.

—En cuánto aparezca un vaina ahí me cago— advirtió el venezolano viendo una de las cámaras que daba a la parte de afuera.

—No exageres— dijo el peruano rodando los ojos, habían estado así casi una hora.

  El venezolano imitó el gesto y repasó las cámaras otra vez. Nada por ahí ni por allá. Entonces, al pasar por la antigua habitación de USA, se le prendió el foco.

—Oiga— le dijo al peruano— ¿Qué hay entre usted y el gringo?— preguntó como si nada.

—Somos amigos y ya, no es mucho lo que hay para contar— respondió sin interés.

—¿Pero que dice? ¡Si ese carajo estaba podrido de bueno!— se quejó el venezolano.

—¿Qué?—.

—Si marico, usted no sabe pero el gringo siendo quinceañero estaba mejor que cualquiera— dijo mordiéndose el labio.

  Repentinamente, saco su celular y en menos de un segundo estaba en el instagram viejo de USA.

—Mire usted que no le miento— le pasó el celular y comenzó a fantasear.

Perú miro con curiosidad las fotos, y la verdad que el venezolano no mentía. El estadounidense estaba en forma y con autoestima. A pesar de no tener músculos, hasta Perú debía admitir que no cualquiera consigue esas cadera. Muy distinto a lo que presenció antes.

 
—————Instagram—————

  @USA_isPerfection

   Mis hermanos heredaron los músculos, yo las caderas

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   Mis hermanos heredaron los músculos, yo las caderas. ¿Quién creen que ganó?.

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  —¿Ahora comprende?— dijo el venezolano.

  Perú asintió y le devolvió el celular. Volvió a ver las cámaras de seguridad, más que nada para vigilar la sala infantil, aunqué por alguna razón no se venía que ningún niño estuviera ahí.

  —¿La cámara de la sala infantil está rota?— preguntó.

  —Mmm nop, quizá esté muy oscuro— le respondió el venezolano acercándose a ver.

Perú activo la visión nocturna de las cámaras y, efectivamente, no había ningún niño ahí. Reviso todas las cámaras de la sala (unas seis) y nada. Perú suspiró e intento calmarse, quizá solo estén bajo las cobijas, si, eso. Pasó de habitación y miro la sala psiquiátrica, solo estaba México dormido en una esquina de la habitación acolchonada. En la noche, los guardias se niegan a estar ahí dentro, muchos tuvieron malas experiencias en los escapes y prefieren vigilar desde afuera.

   Pasó de cámara a la sala de maternidad, tampoco había niños pero aún así la miro con nostalgia y tristeza. Pasó rápidamente de habitación antes de ponerse a llorar.

  —Mierda— maldijo el venezolano.

  Perú puso atención en la imagen y abrió los ojos como platos al ver a lo que se refería. Una de las habitaciones principales se estaba incendiando. Pasó a la cámara de las tres habitaciones siguientes y el fuego se extendía por todos lados.

  Venezuela activo la alarma contra incendios y ambos salieron corriendo,  Perú a la sala de niños y Venezuela a la psiquiátrica. Algunos países salían de sus habitaciones en la planta baja y comenzaban a correr a la salida, otros, que estaban en la principal, tuvieron que pedir ayuda a gritos mientras corrían al bajar por las escaleras.

Perú entro de golpe a la sala y encendió la luz. Sacó todas las sábanas de golpe de todas las camas y revisó todo, no había niños. Busco un poco más y, al ver qué el fuego bajo a la sala, no tuvo más remedio que irse.

  —¡MÉXICO DESPIERTA QUE TENEMOS QUE IRNOS!— gritó el venezolano entrando a la habitación psiquiátrica tomando el micrófono para hablar —¡DESPIERTA!— Gritó. Apretó el botón para prender la puerta, pero no funciono. Miro a la puerta con desespero y apretó el botón otra vez. Camino a la puerta y la abrió sin ningún problema. México había escapado.

Venezuela corrió con Perú al área principal y bajaron a todos los que pudieron, el fuego comenzó a extenderse más y más.

  —¿Son todos?— pregunto el peruano mientras el venezolano contaba a los pacientes.

—No te molestes, están todos— dijo una voz detrás de ellos. Venezuela dio la vuelta y se encontró con México Sur saliendo del edificio.

—¿Y los...— preguntó Perú, siendo interrumpido.

—¿Los niños? Ellos están bien. No soy un monstruo como para hacer esto frente a ellos, los envié con sus padres— respondió.

  —¿Fuiste tú?— preguntó el venezolano viendo a los ojos a México.

—¿Qué? Me dio hambre y no me gusta la comida cruda— respondió con total normalidad.

Because (Coutryhumans, USA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora