Capitulo 1

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- ¡Izzy! - exclamó la Sra Grimes, por décima vez.
Al igual que las otras veces, la ignoró.
Dos golpes fuertes se escucharon detrás de la puerta de la recámara de Isabell, ésta, se levanto con pereza para abrirle.
- ¡Aleluya! Isabell es demasiado tarde y tu no estas lista, - la señora Grimes parecía estar furiosa, - ¡5 minutos!
Izzy rodó los ojos y cerró la puerta.
Se metió a la ducha, se dio un baño rápido y tomó lo primero que vio en su clóset, ya en el auto, se colocó los audífonos e ignoro los reclamos de su madre.
El aeropuerto era todo un caos, la gente estaba como loca, todas las personas estaban desesperadas por comprar los boletos para irse de vacaciones. Isabell siguió a sus padres hacia la larga, y en realidad larga fila, su padre era un hombre reconocido así que no era necesario que esperaran toda esa fila.
- Tres boletos hacia Tokio.
La cajera asintió y tecleo en su computadora, seguido de unos segundos ya tenía los pequeños cartones en sus manos, sonriendo, le entrego los boletos al señor Grimes.
- Por favor su firma aquí - mostró la nota donde el señor Grimes debía firmar, y así lo hizo.

Luego de las compras para el viaje, llegaron a su hogar y como siempre, la señora Grimes se quejaba de la joven Isabell.
- Mujer, tienes que entender que esta en la edad de todo eso. No podemos hacer nada porque lo hará a escondidas - el señor Grimes sonaba cansado.
La chica miro a su madre frunciendo el ceño.
La madre se sentó y se quedo pensativa durante unos segundos.
- No irá.
¿Qué? ¿Escuchamos bien? La señora Grimes había dicho que no llevaría a su hija de viaje con ellos. El señor Grimes e Isabell se quedaron boquiabiertos mirando a la señora. Esta solo suspiraba tratando de no romper en llanto.
- Bien, no me interesa. De todas formas no quería ir - dijo Izzy antes de subir a su habitación mas que furiosa.

Toc, toc.
Otros fuertes se escucharon de nuevo en la habitación de la chica, al día siguiente.
Izzy se levanto y bajo aun con la pijama puesta, rodó los ojos al ver que estaban alistando las maletas para salir ese mismo día.
- El desayuno está servido - saludo su padre.
Ella le sonrió sin ganas y se sentó a comer lo que había en la mesa.
- Buenos días familia - saludo la señora Grimes.
Parecía estar apurada, y realmente lo estaba ya que llegaba tarde a su actual trabajo.
- Bueno, Rob llevas a los niños a sus respectivas escuelas y luego nos vemos - besó en los labios a su marido y en la frente a sus 3 hijos, incluyendo a Izzy.

Isabell bajo en la escuela y se encaminó a su salón.
Lana estaba allí, se saludaron e Isabell se sentó a su lado como de costumbre.
- No puedo creer que no vayas a Tokio con tus padres.
- Mi madre se puso como una psicótica porque descubrió una cajetilla de cigarrillos en mi mochila - bufó aburrida.
Lana hizo una mueca y se concentró en prestar atención a su profesor de historia.

Lana e Izzy se despidieron cuando llegaron a la casa de ella.
- Parece que tienes visitas - ambas chicas se quedaron pensativas mirando el vehículo rojo que bloqueaba la entrada en la casa de Izzy.
- A de ser algún idiota amigo de mi padre o algo así - rodó los ojos, las dos amigas se despidieron quedándose de ver mañana en la tarde en el café de la esquina.
Izzy miro por dentro del auto y entro a su casa.
Le hecho una mirada sus hermanos y entro a la oficina de su padre, obedeciendo los llamados de éste.
Izzy empujó la puerta de la oficina y entro sin pedir permiso.
Vio a su padre sentado en su sillón y a un chico parado a un lado del escritorio, bastante atractivo.
La chica se sintió un poco confundida al ver esa escena, miro de pies a cabeza a el chico y luego poso sus ojos miel a su padre.
- Isabell, el es hijo de Peter.
Le hizo una mueca a el chico y luego miro a su padre, de nuevo.
- Aja, - dijo la chica sin interés alguno.
El chico sonrió.
Isabell vio dos maletas negras a un costado de este.
- Bueno Izzy, el se quedara aquí todo el tiempo que no estaremos aquí - su padre sonaba ansioso, como listo para cualquier berrinche de su hija.
- ¿Qué? ¿Para qué? - dijo la chica enfadada.
- Debes tenerle mas respeto, ya que lo contrate para que sea tu niñero.
Isabell estaba apunto de decir algo pero para su sorpresa no podía decir ninguna palabra, se quedo shockeada mirando a su padre y luego a el chico.
Soltó una carcajada sarcástica.
- ja, ja, ja. Estas equivocado padre, yo no necesito un niñero, ¿me entiendes? No lo necesito.
El señor Grimes y el chico se miraron graciosos.
- Que lastima cariño, ya todo esta hecho.

- ¿Puedes tratar de no incendiar la casa? - bromeó el señor Grimes.
Isabell lo miro como un cachorro, realmente no quería quedarse en su casa y mucho menos con un niñero, aunque, podría llegar a ser divertido.
- Solo no tarden demasiado.
Rob le dio un tierno beso en la frente a su hija y le sonrió mientras subía al auto. La señora Grimes le sonrió a su hija desde la ventanilla trasera del auto mientras esté avanzaba sin detenerse, Isabell se quedo mirando hasta que el auto desapareció.
- Hola, soy Martin - el chico sonrió.
Isabell rodó los ojos y entro a su casa.

El niñero •Martin Garrix• Where stories live. Discover now