Huímos de Haraldsen

69 6 0
                                    

Luna se quedó en la parte trasera comiendo algunos pescados que mi abuela tenía, ambas estábamos enfrente de la hoguera.

—¿De donde vienes abuela?

—Nuestra historia es más que solo servir caballos, nuestros ancestros montaron estas bestias.

—¿Nuestros ancestros?

—Claro, nuestro ancestro montó una furia nocturna.

—¿Hipo Abadejo? —pregunté sorprendida.

—No vienes del sur, tú vienes del norte, de sangre vikinga real, sangre Berkiana.

—¿Pero Berk no era un mito?

—Tu padre no creyó lo mismo.

—¿Mi padre?

—Tu padre fue en busca de Berk, donde habían quedado los vikingos, que no haya regresado me da dos
teorías, o murió en el intento...

—O la encontró.

—Debes de ir a buscarlo.

—Yo no puede irme, me casare en un mes y...

—Es tu destino.

—No, yo solo quería ayudarla y que fuera en su camino.

—No está en tu sangre ser la esposa de un Lord, Kaysa, tú lo sabes, sabes que quieres explorar como tu padre, siempre lo has querido.

—Creó que debería irme a dormir, es bastante tarde, hablaremos de esto mañana —dije levantándome.

—De acuerdo, pero tú sabes lo que debes de hacer.

Me acosté a dormir y el sueño que tuve, simplemente fue diferente a cualquiera que haya tenido.
Un gran salón, mucho más grande que el castillo, con pilares de piedra enormes y esculturas, cientos de vikingos gritando enojados y diferentes criaturas aladas a sus lados, enfrente había una mesa larga, con seis personas sentadas, la de en medio, tenía a su lado a una furia nocturna, de ojos verdes, Chimuelo, el hombre tenía el cabello café, bastante corto sus ojos eran verdes y tenía la preocupación bastante visible en su rostro.

—No creó, que nos podamos quedar aquí.

Todo el salón estalló en gritos de gente furiosa.

—¡Escúchenlo! —gritó una chica rubia que se encontraba en esa mesa lanzando un hacha, todo el salón se silenció.

—Si queremos vivir en paz con nuestros dragones, necesitamos un mejor plan.

—¿Que propone, jefe —preguntó un vikingo con una barba rubia larga, un casco y un gancho en su mano.

—Necesitamos desaparecer, fuera de los mapas, irnos con los dragones a un lugar donde no nos encuentren.

—¿¡Donde!?

—Al mundo oculto -respondió la misma vikinga que se encontraba sentada.

—Mi padre estaba obsesionado con ese lugar, hizo mapas, dibujos por todos lados, buscando el hogar ancestral de todos los dragones, cerca del borde del mundo, podría ser nuestra solución, somos gente de dragones, ahí pertenecemos.

Hubo mucho ruido, mucha gente se sentía de acuerdo, pero muchas otras, no compartían ese punto y no querían dejar su hogar.

—Se que es nuestro hogar, mi padre me lo dejó para proteger, pero Berk es más que este lugar, ¡Nosotros somos Berk! ¡La gente, los dragones! Donde nosotros vayamos, Berk irá.
——

—¿Donde se supone que está el mundo oculto?

—Solo sigue volando hasta el borde del mundo.

— —
Desperté de aquel extraño sueño y bajé a saludar a mi abuela.

—Espero que hayas tenido tiempo de pensar.

—Eh... —dije sin querer decir mi sueño.

—Luna está atrás, querrás visitarla, creo que acaba de comer.

Salí a buscar a Luna y se encontraba intentando saber cómo funcionaba su cola, me reí al ver su cara confundida.

—No te preocupes, solo es temporal hasta que pueda encontrar una manera de que funcione sin mi.

Hizo un leve sonido.

—Mi abuela dice que deberíamos hacer un viaje, a buscar la nueva Berk, tal vez ellos saben cómo curarte si es cierto, Hipo logró curar la cola de Chimuelo.

Luna inclinó su cabeza.

—No quiero usarte como un caballo.

Ambas nos miramos preocupadas cuando escuchamos el sonido de pezuñas a la distancia.
—Escóndete —le dije y fui al frente, donde Olav y varios de sus hombres se encontraban, mi abuela mirándolos fijamente.

—¿Olav? ¿Qué ocurre?

—Buenos días, perdón por interrumpir, espero que haya disfrutado sus arneses para sus caballos.

Mi abuela me miró, preguntándome qué ocurría con la mirada.

—Eh, claro que me encantaron, gracias por aquel regalo, mi nieta disfrutó en construirlos.

—Consulte con los herreros y la forma en la que los fundieron no fueron para unos arneses.

—Claro que lo fueron —dije, perfecto, ahora le estaba mintiendo a mi futuro esposo—Están en la parte de atrás de la cabaña.

—Me encantaría verlo.

—Oh... todavía faltan detalles para la carreta y está incompleto.

—Tu Lord te pidió que le mostraras la carreta —dijo un guardia.

Ninguna de las dos, sabía que hacer, no había ninguna carreta, sino una furia nocturna, lo que habían estado cazando sin saberlo.

No pudimos ver que dos hombres se escabulleron y se encontraron con Luna, nos dimos cuenta ya que escuchamos dos gritos y una explosión.

Olav se bajó de su caballo y me pidió que me quedara ahí y corrió, yo desobedecí y lo seguí. Al ver al dragón, Olav me tiró al suelo y Luna comenzó a gruñir.

Se levantó y tomó el arco que estaba en su espalda, yo lo empujé.

—¡No! ¡No le hagas daño!

Corrí enfrente de Luna protegiéndola, Olav me miró confundido.

—Kaysa, ¡aléjate de esa bestia!

—¡No! ¡Baja tu arma! ¡No les hará daño!

—¡Kaysa! ¡Aléjate o dispararé!

—¡Por favor, Olav!

No dejaría que le hiciesen daño, así que tomé una decisión que cambió mi vida para siempre.

Me monté en Luna con la cuerda en mi mano y abrí la cola, Luna corrió para impulsarse y comenzó a volar, fuimos lo más lejos para evitar las flechas y aterrizamos en las montañas.

—Ya no podemos regresar —dije mirando a Haraldsen, que parecía una mancha—. Debemos de buscar, Berk, es la única solución para las dos.

Luna no se veía contenta por la ideal pero sabía que no teníamos opción, así que se volteó para que la montara y eso hice, me subí en ella y partimos en busca de Berk, la aldea fantasma.

El regreso de la bestiaWhere stories live. Discover now