Luna no se fue

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Regrese montada en Luna a la aldea, todos se veían muy sorprendidos,  como si se había quedado, no eran los únicos, mi padre se veía orgulloso, su hija era la primera jinete después de Hipo que montaba una furia nocturna.

—Se quedó... —dijo Pelt, mientras entraba a los establos.

—Parece que, decidió quedarse —dije intentando ocultar mi felicidad, lo cual era imposible.

—Tu atuendo para montar será impresionante.

—¿Por qué?

—Es una tradición, el atuendo de montar está inspirado en el dragón que el vikingo posee, será la única que tenga una fría nocturna, por ejemplo, Altina.

—Cierto, su armadura, se parece a las escamas de su dragón.

—Exacto, aunque los látigos afilados si son únicos, son comunes comparados con los furias.

—Y sobre su montura.

—Cada jinete debe de crear su propia montura,es tradición, y podrás usarla cuando tu entrenamiento te lo permita.

—¿Entrenamiento?

—¿Crees que Altina vuela así desde que nació? No, desde que son pequeños, cada uno de nosotros se somete a entrenar, desde combate, hasta como volar su dragón sin caerse de la montura.

Ambos nos reímos.

—Entonces será algo difícil.

—Y tú siendo la hija del jefe, tú tendrías temas especiales.

—Oh, no sabía que todo esto sería así.

—Ya sabes, somos vikingos, son gajes del oficio.

Le rasque la cabeza a Luna, despidiéndome de ella.

—Hasta mañana, Pelt.

—Hasta mañana, Kaysa.

—Hey, Pelt, necesitaré doble ración de pescado, mañana tenemos doble patrulla —dijo Altina entrando junto a su dragón.

—¿Algo más que necesite? Una cama de oro, tal vez una fosa de fuego.

—Cállate —dijo en broma Altina, miró a Luna—. ¿Alguna vez creíste ver uno de esos?

—Jamás, y menos conocer a alguien del otro lado, que no sea el jefe.

—A veces lo olvido, que el jefe venga de aquel, lado, gente como Kaysa nos recuerda, qué hay más después de esta isla.


—Kaysa es bastante sorprendente.


—Lo se, el mundo en el que ella creció era muy duro, pero eso no la detuvo, totalmente impresionante.

—Claro, pero cómo piensa, cómo actúa, de cómo hablaba el jefe, ella tenía la vida el doble de difícil y es cómo una rosa en un campo muerto.

—Pelt, nunca has visto una rosa y es la primera vez que juntas una flor a una mujer

—Claro...

—Creo que no quiero seguir en esta conversación, debo irme.

—Adiós, Alta.

—Divertido, Peltorio.

Pelt rodó la mirada.— — —El siguiente día, fui con los costureros, que dijeron que ya tenían mi atuendo listo, al verlo en la mesa, me emocioné de más, cuero pintado con escamas de dragón negras, cubría todo mi cuerpo y en ambos hombros, tenía la cabeza de Luna esculpida, una línea blanca de la manga derecha, y en la izquierda era una línea azul, aparte se veía mejor cuando me lo puse.

El regreso de la bestiaWhere stories live. Discover now