Capítulo 5 Tarde cansada

24 5 0
                                    

- Sí, lo admito, me conoces muy bien. Y tengo algo... Me causa enojo que ese hombre haya destruido mi trabajo y aún así nos digan que tenemos que cuidarlo.  No es posible...
- Lo sé, tampoco entiendo, pero son órdenes directas de Atena.
- Iba a hablar con él.
- Sabes que el patriarca no te hubiera dejado a solas ni dos minutos con ese hombre.
- Solo a hablar, y a exigir una explicación. El patriarca dejó de lado Star Hill cuando llegué yo, ya no es su santuario, pero es el mío, y por eso me importa.
- Sé que diez años de tu vida están ahí, pero calma, si? Mira, ya te estás dejando llevar por tus emociones.
Miro el brazo de Albafica y tiene una cortada profunda, mi hielo lo ha alcanzado a herir muy feo, me descuidé y no medí el poder.
- No me siento bien para entrenar.
- Menos mal hoy toca con amigos, si no, matas a quien peor te cae...
- O tú también, ya viste que me envenenaste la pierna? No puedo moverla...
- Perdona, también me dejé llevar.
El entrenamiento concluye hasta bien entrada la tarde. Todos nos vamos a nuestros templos, derrotados, siento envidia por Shion que se queda en la primera casa. Vamos despidiendo compañeros poco a poco, y finalmente solo quedamos Albafica y yo. De nuevo.
- Sabes? Pasamos tanto tiempo juntos que creo que ya deberíamos casarnos jaja.
- Jaja, no, jamás, cómo voy a casarme contigo?
- Eres cruel, Dégel, en vez de que digas que no piensas en casarte o no con un hombre, dices que conmigo.
- Bueno, sinceramente te amo demasiado, y me agradas.
- También te amo y me agradas. Puedo quedarme un tu templo? Hace casi un mes que no cocinas nada para mí, hoy es nuestro aniversario uwu
- De qué?
- Recuerdo la fecha exacta del día que te encontré y me adueñé de ti, hoy se cumplen 20 años.
- Vaya que tienes memoria jaja.
- Claro, fue un día especial, esa vez tuve una excelente calificación en la escuela, hice un nuevo amigo y papá me dejó dormir tarde.
- Lugonis era genial... Fue un padre para mí.
- Tonto, también era tu padre. Cuando era bebé fui abandonado en su jardín, desde entonces me cuidó como su propio hijo, y me amó como yo a él. Y eso te convierte en mi hermano, aunque yo te encontré a ti y te llevé con él.
- Entonces quién es mi padre? Él o tú que me encontraste?
- Obvio que él, jaja, solo llevé a mi hermanito perdido a casa.
- Está bien, te quedas conmigo, de todos modos mañana tenemos hasta la tarde libre.
Albafica entró a mi templo, tomó un baño y se puso mi ropa, luego me bañé yo y ya vestido, salí a la cocina.
Ha sido mi hermano desde hace 20 años, y lo he amado como tal, somos inseparables, y aunque sé que puedo perderlo en un abrir y cerrar de ojos, lo amo con toda el alma, y él me ama a mi. Hemos estado aquí siempre unidos, a veces me quedo en su templo o él en el mío, hoy le prepararé algo especial por esos 20 años de conocernos.
Preparo una cena deliciosa, Albafica me ha ayudado bastante, y al fin está lista y servida. Comemos todo, acomodamos y vamos a dormir. No hay nada raro en dormir en la misma cama, ni abrazados, lo raro es que si alguien nos ve así no creerá que somos hermanos.
- Oye Dégel.
- Dime.
- Gracias por quedarte conmigo desde ese día, mi vida es mejor contigo. - Dice Albafica abrazándose más a mí.
- Gracias a ti que me salvaste, mi vida pudo ser buena desde entonces. Vamos a dormir, pequeño.
Abrazo más a Albafica a mi pecho, beso su frente y lo cobijo bien. Lo tomé por hermano pequeño, aunque los dos tengamos ya 33 años. Siempre será mi hermano menor, mi escudo, mi mundo olor a rosas.

Familia VerdaderaWhere stories live. Discover now