Capítulo 6 Un nuevo día

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- Papá, comienzas a hacer falta, todo está bien contigo?
- Acaso necesitamos aportar más a la casa para que puedas venir, Lugonis?
- No, mis niños, no es eso. - Dice nuestro padre, con una expresión triste en el rostro demacrado por el despiadado paso de los años. Nosotros cambiamos nuestro rostro de niños por el de dos adultos, con problemas de adultos.
- Entonces qué sucede, papá?
- Y no vayas a decir que nada, dinos la verdad. - Lo invito a tomar asiento para que pueda contarnos lo que le angustia, se sienta entre Albafica y yo en el sillón.
- Siempre he tratado de educarlos para que sean hombres de bien, y a cierta edad pudieran irse de casa y emprender su camino. Mis planes eran esos con Albafica y cuando llegaste también te incluyeron a ti, Dégel. Ambos tienen ya 20 años, es momento de que formen parte del ejército de este país, más específico, quiero que sean integrantes del ejército de Atena.
- Oh... Bueno... Albafica?
- No te preocupes, padre, iremos enseguida a ver requisitos y demás, pero queremos que te quedes ya en casa y descanses, creo que con los ahorros que hay hasta ahora puedes estar bien unos meses.
- Si, en lo que descansas. No te preocupes por eso, nosotros vamos a ir. Si de esa manera puedo retribuir un poco de lo que siempre me has dado, haré lo que sea por ti.
- Dégel, quiero pedirte un favor muy grande, pero antes tienen que saber... No hay necesidad de preguntar requisitos ni nada, cada uno ya está asignado a un puesto. A esta edad solo entrenan hombres para la unidad elite del santuario, los conocidos caballeros dorados. Debo confesar también que yo soy el caballero dorado de piscis, y mi primer hijo heredará esa armadura divina. Dégel, por tus habilidades eres perteneciente al signo de acuario, y ese será tu objetivo. Con eso ya en mente... Dégel, tienes que cuidar bien a Albafica.
- Claro que sí, lo haré, es extraño ya tener el pase directo a un puesto muy alto, pero no te preocupes, lo haré. Siempre voy a cuidar de mi hermanito.
- Puedo cuidarme solo. Pero papá, por qué nunca nos dijiste nada?
- Mis niños... Es que cada acción requiere sacrificios...
- Qué sacrificio se requiere aquí? Sí, estaremos fuera mucho tiempo, pero tú estarás bien. - Dice Albafica abrazando a su padre.
- Piscis tiene algo raro, siendo honesto, la sangre de ese caballero dorado debe ser veneno. El arma del signo de la doceava casa son rosas. Mi sangre es venenosa, y por tal, el siguiente heredero a la armadura debe poseer una sangre más tóxica que la mía, se comprueba por medio de un ritual, y el destino es quien elige al caballero.
- Si tu sangre es eso que dices, por qué puedes estar bien con nosotros sin hacernos daño?
- Albafica nació con ese don, pues las rosas de mi jardín son mis preciadas rosas demoníacas, y cuando lo dejaron ahí pudo haber muerto, pero resistió el veneno y era inmune, así que supe que el sería el siguiente. Tú, por otra parte, tu sistema, tu existencia entera es como una fortaleza, debido a lo que te ha pasado desde niño, a ese año viviendo solo, desarrollaste inmunidad a diferentes enfermedades, virus y veneno, pasar tiempo aquí con nosotros y admirar y respirar el olor de las rosas te dio esa inmunidad.
- Entonces, padre, cómo entramos al santuario?
- Primero, piscis tiene que hacer el ritual. Acuario no necesita mucho, solo soportar el frío, la temperatura del cero absoluto en su cuerpo.
- Cuál es el ritual para Albafica?
- Haremos intercambio de sangre.
- Cómo?
- Albafica, pincha tu dedo índice con la espina de una rosa, haré lo mismo, y tu dedo estará con el mío, herida a herida, juntaremos y alinearemos ese pequeño daño por la espina y nos quedaremos todo el tiempo así. Cuando te sientas cansado tomaremos una pausa.
- Es muy extraño... Solo es un poco de sangre, no? Para ver si es inmune y si resiste, cierto?
- Casi tan sencillo como eso, Dégel. Mientras tanto por favor, tú ve al santuario cada mañana, entrena duro y vuelve a casa. Ve mañana con el patriarca, un hombre de largos cabellos que oculta su rostro tras una máscara, tiene un manto sagrado y siempre está al lado de Atena.
- Así sin más?
- Diles a los guardias que Lugonis de piscis te envía.
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Ya es temprano, los rayos del sol ya han golpeado fuerte mi cara, la luz se cuela por la ventana de mi habitación, miro al lado de la cama y Albafica sigue dormido. Mi hermano amado, siempre lo voy a proteger.
- Hey, despierta. - Pico sus costillas con un dedo, reacciona, pero no se despierta. - Anda, tengo hambre.
- Ruidoso. Prepara el desayuno y me levantaré.
- Ay...
Albafica vuelve a enredarse en las cobijas y se duerme de nuevo, me dirijo a la cocina y preparo pay de manzana y té, dispongo la mesa para comer y despierto a Albafica arrojandole una manzana en el estómago.
- Ya está servido, a comer.
Comemos tranquilos, relajados, aún sintiendo el peso del entrenamiento del día de ayer. Hoy no hay mucho que hacer, así que espero poder dar una vuelta a Star Hill. No es muy buena idea, pero desde que ese hombre apareció mis lecciones fueron pospuestas al menos un mes.
- Qué hacemos?
- Vamos a la tumba de nuestro padre, primero vayamos al pueblo a comprar flores y agregamos rosas al ramo.
- Tú y tus rosas, lleva más rojas que blancas, a Lugonis siempre le gustaron más.
- Claro, entonces vamos a cambiarnos.
Salimos del templo, descendemos las doce casas y vamos a comprar al pueblo. Es agradable bajar de vez en cuando, vivir ahí en el santuario a veces es pesado, pero tengo a mi hermano conmigo y eso basta.
- Llevemos un ramo de jazmines, te parece bien, Dégel?
- Si, y uno de margaritas.
- Cuánto por estos dos?
- Oh, no joven, un regalo para los hermanos del santuario.
- No señora, insisto, es su trabajo y no puede regalarlo. - Protesto de inmediato ante la amabilidad de la vendedora.
- Son para Lugonis, no es verdad? Un regalo de mi parte para ustedes, solo ponganlas bonitas en la tumba de mi amigo, por favor.
- Gracias...
- Muchas gracias...
- Hasta luego, muchachos.
Nos sentimos un poco tristes, nuestro padre era querido en todos los sitios, era un hombre de bien y un padre amoroso, gracias a todos los dioses que lo tuve a él y a Albafica a mi lado.
Compramos algo de comida para tener en la despensa, y subimos. Pasamos a acuario a dejar todo, y a piscis a cortar las rosas. De la sala del patriarca sale un pequeño camino hacia un costado, nos lleva al cementerio, al campo verde y hermoso que es la última morada de los caballeros fallecidos.
Encontramos la tumba de nuestro padre, quitamos las flores marchitas, y acomodamos las que hemos traído del pueblo y las rosas que fueron su orgullo.
- Padre, venimos a dejarte flores, y a traerte quejas. Mi hermano se ha enojado porque un invasor destruyó su trabajo de años, recuerdas que te conté de las nuevas estrellas que Dégel descubrió? Pues ese sujeto destruyó sus anotaciones, y aunque pudieron recuperarse todas las cosas en el 98%, Dégel aún está molesto.
- Padre, yo no puedo darte quejas de Albafica, pero puedo pedirte perdón por ese comportamiento, sé que tú perdonarías cualquier error, pero puse mucho esfuerzo y dedicación, y mis lecciones fueron pospuestas debido al mal estado de las salas. Perdoname por ser un hombre rencoroso.

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⏰ Son güncelleme: Oct 01, 2020 ⏰

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