Capítulo 13. La excepción

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No tienen idea de lo aliviada que estaba, si bien eso no me eximía de mi futuro encuentro con Voldemort, al menos no estaba preocupada de morir en caso de que se me ocurriera soltar la lengua

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No tienen idea de lo aliviada que estaba, si bien eso no me eximía de mi futuro encuentro con Voldemort, al menos no estaba preocupada de morir en caso de que se me ocurriera soltar la lengua. Sin embargo, sí me daba algo de miedo jugar al doble agente, ¿saben? Sólo tenía diecisiete años y, como han visto, no he tomado muy buenas decisiones.

Aquel día que vi a papá, dejé de confiar en Snape, no podía creer que él estuviera metido con los mortífagos. Quiero decir, sí se ve un poco aterrador, pero jamás pensé que fuera o hubiese sido uno de ellos. Pero ahora estaba aquí diciendo que todo había sido un engaño y que Dumbledore le había pedido que se mantuviera al tanto. Tal vez por eso me dejó ir, pero ¿cómo sabía que mi padre me buscaría? ¿Realmente Dumbledore era así de genial?

Tenía demasiadas preguntas y dudas, por primera vez me sentí un poco intrigada por mis sueños y visiones. Quería esforzarme lo más posible para dominar mi "ojo interior" y Snape dijo que me enseñaría Oclumancia y Legeremancia para que, de esta manera, fuera menos probable que me descubrieran. Mamá trataba de parecer valiente y que estaba de acuerdo, pero yo sabía que los nervios la estaban consumiendo y que no le gustaba para nada lo que estábamos planeando. ¿A qué madre le gustaría poner en peligro a sus hijos?

—¿Estás segura de que quieres hacer esto, Camille? —Mi madre enmarcó mi cara con sus manos y me miró fijamente. Yo asentí lentamente y luego solté un suspiro.

—No voy a mentir, me aterra todo esto, pero siento lo mismo al pensar que algo pudiera sucederles a ustedes o a Ced —admití y me mordí el labio al pensar en Cedric. ¿Debería decirle lo que planeaba hacer?

Mamá pareció leer mis pensamientos porque su respuesta fue un "no" tajante y me dijo que era mejor que no lo supiera, así no correría tanto peligro.

—Prometí que no le ocultaría nada —dije volteando la cara y clavando mis ojos en el suelo—. Pero tienes razón, si alguien fuera de la Orden lo sabe, sería mucho más arriesgado.

—Exacto, así que lo mejor es que sólo seis personas lo sepamos —comentó ella, la sexta persona era Dumbledore, por supuesto.

Quería ir a ver a mis hermanos, aunque probablemente Julian seguía odiándome. Pero no podía irme, porque habría una reunión de la Orden en la que discutiríamos sobre lo sucedido con Harry. La profesora McGonagall llegó poco antes de que Moody llegara con mi primo, quien fue recibido por la señora Weasley y lo mandó junto con los demás chicos. Harry obedeció, en contra de su voluntad porque se veía que quería correr a abrazar a Sirius. Se dio la vuelta no sin antes pasar su mirada de su padrino a mí, pues estaba sentada a un lado de él. 

Una vez que la puerta se cerró, todos se reunieron alrededor de la mesa y tomaron asiento, Moody y Snape se quedaron de pie mientras discutían sobre lo que había sucedido con los dementores y el regreso de Voldemort. Entonces comenzaron a hablar de una profecía en la que se hablaba tanto de Harry como de Voldemort, la cual éste último estaba buscando.

Señorita Beauxbatons y el Príncipe del corazón roto (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora