22. Espérame

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Las jornadas fueron pasando y, por fin, terminaron los exámenes. Mi cuello y el resto de mis heridas sanaron a la perfección, igual que las de Katsuki.

Solo quedaban cuatro días para fin de curso y aquella noche descansé fatal. Por algún motivo que no lograba comprender me sentía muy intranquila, tenía una extraña sensación de peligro. Harta de dar vueltas en la cama, decidí vestirme y salir de la habitación.

Me dirigí al salón y me quedé asomada a un gran ventanal que daba al patio. Estaba a punto de amanecer. Mientras los primeros rayos de sol iluminaban el cielo, noté cómo unos brazos rodeaban mi cintura por detrás. Me sobresalté.

- Eh, que soy yo - susurró Katsuki en mi oído.

Respiré hondo y puse mis brazos sobre los suyos, apretándolos contra mí.

- ¿Qué haces aquí tan pronto? Si eres una maldita marmota.
- No podía dormir, - eché la cabeza hacia atrás para apoyarla en su hombro y cerré los ojos - llevo toda la noche nerviosa... no sé, es como un mal presentimiento. - me encogí de hombros - Da igual, seguro que es una tontería.
- Tsk, yo también he notado algo raro esta noche. - sacudió la cabeza - La U.A. nos está convirtiendo en unos putos paranoicos, ¿ah?

Sonreí y levanté la mano para acariciar su mejilla.

- Sí que tienes el cuello muy tenso - sonrió con picardía - Maldita sea, voy a tener que hacer algo al respecto.

Los labios de Katsuki se acercaron peligrosamente a mi cuello y mi respiración se aceleró, pero no le dio tiempo ni a rozarme con ellos. Escuchamos unos pasos que venían del pasillo.

- ¡Mierda, viene alguien! - gruñó enfadado Katsuki, soltándome con pocas ganas.

Se sentó rápidamente en uno de los sofás y yo seguí mirando por la ventana, intentando disimular. En ese momento, Kirishima entró al salón bostezando y estirándose.

- ¡Buenos días! - sonrió - Vaya, ____, verte aquí tan pronto es más difícil que encontrar un unicornio - se sorprendió.
- ¡Hola, Kirishima! - me reí - Hoy no podía dormir, pero no te acostumbres.

El pelirrojo se sentó al lado de Katsuki y le dio un codazo a modo de saludo. Bakugou le gruñó sin mirarle como contestación. Poco a poco fueron llegando más compañeros al salón y, finalmente, fuimos todos juntos a desayunar.

Durante el desayuno, comentamos nuestros planes para el verano.

- Yo haré prácticas unas semanas con Gran Torino - contó Deku entusiasmado mientras devoraba una gran torre de tortitas.
- ¡Ohh, genial, Deku! - comenté- Yo volveré a ir a Italia un par de semanas, quiero hacer otro curso intensivo allí.
- ¡Qué bien! Pero algún día tenemos que quedar todos, ¿eh? - dijo Uraraka muy animada.
- ¡Sí, sí! ¡Podemos ir a la playa! - sugirió Denki - ¿Tú qué planes tienes, Bakugou?
- Mi madre quiere que vayamos a nosequé país a ver nosequé mierda de monumentos. - gruñó Katsuki, echando una alarmante cantidad de tabasco sobre sus tostadas - Pero cuando vuelva me largaré a la montaña por lo menos una semana, para perder de vista a todo el maldito mundo.

Katsuki rozó mi pierna con su pie por debajo de la mesa, mientras me dirigía una breve mirada en la que claramente había una pregunta. Le miré asintiendo con un suave movimiento de cabeza y una ligera sonrisa.

Terminamos de desayunar entre risas y fuimos a clase, Katsuki se sentó detrás de mí. Aizawa-sensei estaba repasado algunos de los conceptos más importantes del curso cuando una bolita de papel cayó sobre mi mesa. Sonreí y la abrí.

Hazme explotar (Katsuki Bakugou y tú )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora