Hace mil años: parte 4

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Styan me observaba con el ceño fruncido. No parecía agradarle mi interrogatorio. Era bastante alto y sus ojos de un brillante color verde, como el mar.

— Necesito hablar con alguien que esté al mando, no con una niñata cualquiera— contestó inclinando la cabeza a un lado de modo desafiante. 

— No soy una niñata cualquiera.

—¿En serio? Pues a la vista está que te tienen aquí encerrada con nosotros —extendió las manos con sorna, señalando la celda en la que estábamos. Me dejó sin palabras.

—¡Por supuesto! —titubeé intentando disimular. —Es para que pueda sacaros información.

—¿En serio? —Styan avanzó un paso mirándome más fijamente y yo retrocedí instintivamente. El saber que era un alien me hacía sentir un poco inquieta a pesar de todo.

—¿Por qué estáis aquí? ¿De dónde venís? 

Styan frunció el ceño un instante y se pasó la mano por la frente, como si se sintiera extraño.

—¿Qué me estás haciendo? —Acortó la distancia hasta mí y me agarró el brazo con fuerza. Inmediatamente su expresión se relajó y su mano empezó a relajarse.

—¡Respeto ante miss Cassiopea!— el guardia golpeó el cristal, sin embargo Styan no apartó la vista de mis ojos.

—Está bien —Hice un ademán con la mano al soldado para que se tranquilizase, pero tampoco corté el contacto visual. —No me hará nada. 

— Tu talento...— murmuró mientras me soltaba. Se apartó un poco y empezó a dar vueltas mientras parecía estar centrado en sus pensamientos.

—¿Mi qué?

—Así que era cierto. Pero no lo entiendo, porque según los escritos el origen era otro. Creo que tengo que investigar esto más detenidamente. ¿Herencia genética? Sería algo muy remoto...

—¿El qué?

—Está claro que tú tienes el talento de sugestionar a las personas para que hagan tu voluntad con sólo mirarlos a los ojos.

—¡Cállate, alien! —exclamó Besnik nervioso. —No tienes ni idea de lo que hablas.

—Espera, ¿qué es eso de los talentos?— repliqué confusa.

— Llevo años conviviendo con personas con talentos, sé de qué hablo— Styan parecía seguro de sus palabras. — Es una de las secuelas que el Engel tuvo en mi especie.

— ¿El qué?

— ¿Cómo se llama? E... Erangule.

Me sorprendió que supiera de la existencia del Erangule. De hecho, me planteé que la autentica razón de su aparición fuera robarnos. Sin embargo mi intuición me decía que tenía que llegar al fondo de todo esto, ya no sólo por mi estúpido proyecto y demostrar que existía vida fuera de Ab'Setir, lo cual era evidente, sino porque aquellos dos aliens cada vez tenían más misterios que ser revelados y eso era algo que yo necesitaba hacer por encima de todo.

—De acuerdo. Os conseguiré una audiencia con mi padre. Si lográis convencerle a él, convenceréis al consejo y tal vez os escuchen... Pero no quiero trucos. Si descubrimos que vuestras intenciones son diferentes de las que decís, acabaremos con vosotros al instante.

Miré a Ben de soslayo e hice un levísimo gesto para que entendiera que sólo fingía. Actuaba de forma agresiva para ganarme la confianza del soldado, que no se perdía detalle de la conversación. Éste pareció entenderme y asintió.

Engel 2 // Hace mil años/POV DarehDonde viven las historias. Descúbrelo ahora