18

6.3K 397 66
                                    

Vida: 20.000

Nala: ½

Otra bofetada más de parte de la realidad, a eso le llamo éxito damas y caballeros.

Oh no~

Ya no solo son ganas de hundirme en la tierra.

Ahora también se han añadido las ganas de mandarme a volar en cohete hasta perderme en medio del espacio.

Poco a poco armo el confuso puzle, dándome cuenta de que; todo el jodido instituto sabe al respecto de ese~ Encuentro que tuve con el controversial chico de oro.

No debería de avergonzarme, muchísimas personas de este lugar ya han hecho eso y mucho más, un beso no es un pecado ni mucho menos algo malo.

Pero me es inevitable sentir vergüenza y rabia al saber que tanta gente sabe de esto y sobre todo: por las posibles formas por las que se han enterado.

Son como la endemoniada prensa amarillista de los medios de comunicación o entretenimiento, cada noticia que sale del horno se esparce en cuestión de segundos como la peste negra en su tiempo.

Su mirada socarrona recae sobre mí; esperando alguna reacción, movimiento o palabra de mi parte, pero mi estado en momia es lo único que le puedo ofrecer para su maligna diversión.

Por lo cuál solo me logro quedar en pie sin saber qué diablos hacer y pensar al respecto de todo lo que está sucediendo.

—Tch, vámonos Nala —Meg me jala tras ella, ignorando la novedosa noticia que me está jodiendo la cabeza en estos momentos.

No esperaba esa reacción de su parte, creía que comenzaría a cuestionarme frente a todos, alzando la voz de forma involuntaria, llamando la atención de todos, pero solamente ha optado por ignorar a la chica y arrastrar a su fracasada amiga junto a ella.

—¿M-meg?

—Son como ratas que se nutren de la mierda ajena de otros, no perdamos el tiempo aquí  —habla para sí misma mirando con repulsión a todos los que me observan pasando junto a ella— ¡Shu-Shu! Aparten la mirada de mi pequeña, manga de buitres sin vida propia, les puedo arrancar el cabello a mechones como lo he hecho ayer con una basura similar a ustedes.

Recibe una que otra respuesta pasiva agresiva y algunos chiflidos de abucheo mientras salimos de allí. Me encuentro absolutamente anonadada, tanto así que no llego a darme cuenta para cuando nos encontramos yo y ella en el baño.

Ambas metidas dentro del cubículo de discapacitados/convalecientes.

Y es aquí cuando me doy cuenta que toda su calma allá afuera, solo fue una máscara para no armar una escena aún peor en medio de todo el caos ya montado.

Su cara ahora solo demuestra un semblante de plena seriedad y confusión.

—¿Cómo, cuándo, dónde? al menos una explicación vaga, merezco saber el contexto luego de toda esta entrada —no pierde ningún segundo para lanzar todas las preguntas de un tiro, dándome un bombardeo repentino que tardo en procesar— No tienes que contarme si no quieres, pero solamente aclararé que estoy absolutamente exaltada y mis huevos que no tengo arden como nunca, ¡No comprendo que estoy diciendo y por sobre todo que coño pasa aquí, Nala no entiendo nada!

—Umm...

Me inquieta saber que nos encontramos dentro de un cubículo.

Si alguien entra y se da cuenta que estamos aquí dentro, no sé qué le va a dar por pensar al respecto, pero no quiero irme de aquí sin antes darle una merecida explicación a Megan luego de haberla hecho pasar por todo ese pasillo repleto de ojos acusadores, por mi supuesta culpa.

Big Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora