C23 "La verdad"

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El alma en mil pedazos pero el carácter en su esplendor llevaron a que ella hiciera una importante petición.

Vivían: Héctor llévame a la finca por favor.

Héctor: quédate hoy en casa muñeca en lo que te calmas y mañana te vas si así lo deseas.

Vivían: no pienso quedarme, debo resolver un asunto, llévame o déjame aquí ya mismo.

No quedó un momento para las dudas, el giró el auto y tomó carretera rumbo a la hacienda. Cuando llegaron vio como ella bajo del auto con la fuerza de un huracán, ese que iba haciendo estragos por dentro, sin pensarlo fue detrás de ella.

Vivían: con ustedes quería hablar.

Andrea: Vi [corrió a abrazarla] que alegría verte, me tenías muy asustada

Vivían: no se que hacen aquí y no me interesa [sonaba tan fría que asustaba] yo no soy una niña y dije que me iría, no tienes que estar preguntando a todo el mundo por mi [alzó la voz quebrada] mañana mismo quiero que Damián se vaya de MI casa, que haga su trabajo y se largue [suspiró agotada] vámonos Héctor [se giró rumbo a la puerta]

Andrea: eres una inconsciente ¿no tienes corazón o qué?

Ella frenó en seco sin siquiera mirarla, quedó así de espalda, solo escuchaba los gritos de Andrea ante la mirada asustada de Fernanda y Héctor, sabían que podía desatar una fiera y no se equivocaron.

Andrea: la señora, la que todo lo puede, la que domina a todos pero no quiere a nadie, esa eres Vivían [gritó llorando]

Vivían: mide tus palabras Andrea, no es el momento [dijo fuerte sin moverse ni un instante]

Andrea: ¿y tú cuándo las medirás? Jamás te ha importado nada más que alcanzar lo que quieres y punto, soberbia y altanera.

Fernanda: Andy ya cálmate.

Andrea: no me calmo Fer, ya no más. Siempre la protegió papá y para mamá era el orgullo, la señora, la importante, la que se casó con el que quiso sin importar nada, rompiendo vidas como la tuya Héctor [lo miró] como se la rompió a Damián ¡Por capricho! [sollozaba] ¿en que momento te convertiste en esto?

Vivían no pudo más, ¡Ya no más! callar no era una opción, llegó a su límite de paciencia, a su límite de dolor, con fuego en la mirada se giró tan despacio que la piel de Fernanda erizó, sabía perfectamente que nada de lo que diría mejoraría la situación y quizá si, ya era hora.

Vivían: ¿sabes qué me convirtió en esto? [La miró llena de impotencia]

Héctor: Vivían mejor nos vamos muñeca. Luego hablan [intentó agarrar su brazo]

Vivían: no Héctor no [se soltó] la señorita quiere saber, pues lo va a saber [se fue acercando a su hermana] el día que decidiste "esconderte" siendo una niñita mi mamá estaba sola y desesperada porqué papá estaba de viaje, aún en contra de este hombre [señaló a Héctor] agarré mi auto en medio de la tormenta y vine por ti [alzó la voz] cuando iba llegando 2 hombres se atravesaron y me hicieron pedazos la vida [gritó con la voz en un hilo] ¿Feliz? ¿Satisfecha? [se giró y luego la miró de vuelta] Ah! Resulta que estabas jugando sin avisar en las caballerizas [suspiró] te he amado y te voy a amar siempre pero mi vida acabó luego de eso [limpió sus lágrimas y arreglo su ropa] Esta es la que soy ahora y si no te gusta no es mi problema.

Héctor: ¿Viví a donde vas? Te llevo.

Ella solo lo miró negando con la mirada más fría que el pudo sentir jamás y simplemente salió corriendo de la casa dejando a una Andrea desconcertada y profundamente dolida. Los minutos pasaban y una leve lluvia comenzó anunciando lo irremediable: una gran tormenta.
Un poco mas calmada Andrea buscaba respuestas en Fernanda quien se empezaban a impacientar por Vivían y su rumbo.

VENTURA [ꜰᴀɴꜰɪᴄ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora