Capítulo 8: Todo fue un error.

8 2 0
                                    

1

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

1

La luz cegadora que entraba por la ventana me obligó a abrir los ojos. Mi cerebro hizo un "clic" y me senté de golpe ¡Louis me había besado! Puse mis manos sobre mi cara negando con emoción,
sin poder creer lo que sucedió. ¡Mi primer beso! El primero fue maravilloso. Necesitaba que alguien me pellizcase.
— ¡AAAH! — grité con la cara sobre la almohada para que nadie me escuchara.
El ring ring de mi teléfono celular llamó mi atención. Lo tomé del buro, deslicé mi dedo para
desbloquearlo y me dejé caer hacia atrás cuando leí el mensaje de Louis.
"Hola, bonita."
Un tornado atacó mi estómago. Me volví a sentar de golpe con la espalda recargada en la
cabecera de la cama y comencé a morderme las uñas por no saber qué responder. Sería
algo como ¿Hola guapo? No, no, demasiado cursi. Además, ni si quiera sabía si el beso significaba que ya éramos novios o qué carajo. Respondí tratando de no mostrar mi obvia
alegría.
"Hola :3"
Louis contestó casi al instante, lo cual me sorprendió
"¿Te apetece si salimos hoy?"
¡Ay, por Dios! No podía sola con esto. Me levanté de un salto y salí corriendo descalza hacia la habitación de mi hermano. Ni si quiera me molesté en tocar su puerta, abrí y entre como Pedro por su casa. ¡Esto era una emergencia!
— ¡Toño, Toño despierta! — dije mientras lo movía con desesperación. Él se asustó, moviéndose
de una manera brusca, tanto que cayó del otro lado de la cama. No pude evitar soltar una risotada.
— ¿Qué pasa contigo, Danielle? — espetó molesto mientras se levantaba.
—Lo siento. — dije avergonzada. No me gustaba que él se enojara conmigo.
—Creí que...— Tuve miedo de que dijera algo de las sombras, pero a contrario de eso, tomó su
almohada y me sonrió traviesamente. No estaba enojado ¡Yeeiii!
—Creí que ya había llegado el apocalipsis zombie. — dijo, y me lanzó su almohada pero la esquivé
con agilidad.
— ¡Demonios, fallé! — se quejó. — Pero dime ¿Estás bien?
—Sí— dije.
— ¿Y entonces?
No sabía por dónde empezar. Sentí un poco de vergüenza al hablar sobre ese tipo de cosas con mi hermano.
—Es que...— comencé a retorcer mis dedos con nerviosismo. —Louis me besó ayer en el baile.
— ¡¿Que ese insecto hizo qué?! — pronunció mi hermano. Casi se le salían los ojos de la impresión.
Menos mal que ayer no nos vio, sino hubiera hecho allí un escándalo.
Quise reírme de su expresión, pero la ansiedad me invadió, haciéndome caminar de un lado a otro
dentro de la habitación. Tomé un gran respiro y comencé a hablar.
—Que Louis me besó. Ayer ya no pude decirle nada y él tampoco a mí porque llegaste tú y ahora
no sé qué signifique, si somos novios o no. Tampoco si de verdad estoy enamorada o qué rayos
pasa conmigo. Y acaba de mandarme un mensaje invitándome a salir pero no sé qué decirle
porque quiero correr y abrazarlo, y al mismo tiempo quiero esconderme en un agujero para no
verlo nunca más porque no sabré qué decirle cuando lo vea o qué ponerme, y me sentiría tan
patética si me pongo a tartamudear frente a él...
Toño soltó una risotada interrumpiéndome.
—Esto es algo serio. — me quejé, algo indignada por su reacción.
—Es que pareces un...jajajajaja un mini...jajajajaja...robot parlante que ya se descompuso. — con trabajos pudo completar la oración, pero ya no pudo sostenerse con tanta risa y cayó tumbado en
la cama.
—Eres mi hermano, deberías darme un consejo. — chillé.
—Eres la mayor, deberías saber qué hacer. — dijo imitando mi tono.
Le lancé una mirada amenazadora en plan «¿Estás hablando en serio?»
— ¡Ya! Está bien, está bien. Es que es muy divertido verte así. — se burló y yo puse los ojos en
blanco. —Escucha— se sentó en la cama y dio un suspiro. —Ayer traté de vigilarte todo el tiempo.
Y digo traté porque por lo visto no lo hice del todo bien. El caso es que te observaba por si las sombras aparecían otra vez y lo que vi fue a una Danielle feliz. La sonrisa no se borró de tu cara en ningún momento. Fue un tipo de sonrisa que jamás te había visto, una que ni mamá ni yo habíamos logrado aparecer. — se levantó para tomar mis hombros con ternura. — Creo que deberías salir con él. Date la oportunidad de vivir algo nuevo. Y no te preocupes en cómo vestir o qué decir. Así le gustas a Louis.
—Gracias, hermano. — le di un abrazo.
—De nada, hermanita. — respondió, acariciando mi pelo.
2
Mamá ya se había ido a trabajar. Toño y yo nos hicimos el desayuno, me costó mucho trabajo
comerlo por tanto nerviosismo que contenía en el estómago. Mi hermano trató de calmarme
platicando sobre Samantha, dijo que mientras yo estuviera con Louis él iría con Sam.
Mi pequeño hermano estaba creciendo, y yo también.
Louis quedó de pasar por mí a medio día. Me duché y mientras me peinaba agradecí a Dios por darme un pelo tan liso. Solo tuve que cepillarlo y acomodar mi fleco. El cual me cubría por completo la frente.
Guardé mi cámara en una pequeña mochila y coloqué dinero en el bolsillo de mi pantalón. Preparé una chaqueta y un gorro para cuando Louis llegara, pues por las nubes en el cielo era más que evidente que llovería. Mientras esperaba a Louis me puse a leer un libro y cuando el timbre sonó cogí mis cosas para salir disparada como un cohete.
— ¡Adiós, hermanito— grité cuando crucé la sala. Estaba viendo la tele sentado en el sillón.
Abrí la puerta. Ahí estaba Louis con su bonita sonrisa que hacía temblar mis piernitas como gelatina. Llevaba un abrigo negro y un gorro gris que dejaba libres unos mechones de pelo castaño sobre su frente.
—Hola, me da gusto que hayas aceptado mi invitación. Esta vez no llevaba puestos los anteojos.
Fuera de la escuela no solía usarlos.
—Sí, yo también. — Sonreía tanto que creí que se me iba a entiesar la cara.
—No vayan a ensuciar el piso con su baba. — interrumpió mi hermano. El calor se concentró en mis mejillas por lo que preferí agachar la mirada para que Louis no lo notara.
—Cuida mucho a Danielle si quieres conservar la cabeza- — advirtió mi hermano.
—Lo haré. — respondió Louis sin preocupación.
Salí de casa para que nos pudiéramos ir. Toño y mi pretendiente se despidieron con su famoso
apretón de manos. Acto seguido, mi hermano esperó a que bajáramos los escaloncitos para cerrar
la puerta.
Cerca de la acera había una moto estacionada. Louis caminó hasta ella y se montó. Yo me quedé
un poco estupefacta.
— ¿Qué pasa? — me cuestionó Louis.
Tragué saliva.
— ¿Vamos a irnos en moto?
Louis se tensó y me miró con nerviosismo.
—Si no te agrada la idea podemos caminar hasta la parada de autobús y...
—No, no, no. — dije rápidamente al ver que ya se estaba bajando. —Me agrada la idea, mucho. Es
solo que nunca me he subido a una.
Louis sacó un pequeño casco del cajón bajo el asiento y me lo tendió. Lo tomé haciendo a un lado mis nervios y me subí. Me alegré de no usar vestidos.
Louis arrancó la moto y me aferré más a él sintiendo un cosquilleo en el pecho, y entonces nos pusimos en marcha.
3
Entramos a una cafetería preciosa, con candelabros en lugar de aburridas lámparas. Todo era tan rústico y colorido. El lugar estaba inundado de olor a café y galletas recién horneadas ¡Mis favoritos! El aire helado de fuera hacia de aquel sitio un lugar más confortable. Louis se dirigió a
una pequeña mesita para dos frente a un vitral que dejaba traspasar toda la luz del día. Le seguí con pasos cortos hasta sentarme frente a él. No dejaba de sonreír, así que comencé a mirar alrededor del local fingiendo admirar la decoración pues conectar mi mirada con la suya me ponía
aún más nerviosa.
—Me pareció que una cafetería sería excelente para charlar con una fanática del café.
—Eres un listillo. —le dije. En realidad Sara me había exigido que dejara el café, pero esta vez tenía que hacer una excepción.
—Danielle, yo...em...
— ¿Puedo tomar su orden? — un hombre de baja estatura, con un mostacho gris y cabello del
mismo color, interrumpió a Louis. Él volteó hacia el anciano con un aire de alivio.
—Sí, quiero un cappuccino por favor.
El hombrecillo asintió anotando en un cuadernillo. Alzó la mirada indicándome que era mi turno
de ordenar.
—Un Moka y un pastelillo de chocolate, por favor. — le pedí amablemente. El simpático anciano volvió a asentir y se retiró. Louis en cambio se reacomodó en su asiento con nerviosismo, evitando mirarme. Su sonrisa había desaparecido por completo y lucía como si arrastrara un gran pesar. Su
aspecto me dio un mal presentimiento, pero solo lo miré sin decir palabra.
—Danielle, yo quería...— Apoyó ambas manos sobre la mesa antes de seguir hablando, manteniendo la mirada en todas partes, excepto en mí. Una oleada de miedo provocó una sensación fría en mi pecho y entonces comencé a retorcer mis dedos sobre mi regazo.
—Danielle, lo de anoche fue un error.

 —Danielle, lo de anoche fue un error

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El recuerdo de Danielle ©Where stories live. Discover now