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-¿Quieres que te lleve, Tae?

JaeHyun pasó un brazo por mis hombros, acercándome a su cuerpo. Di un suspiró y lo aparté suavemente con mi mano.

-¿No habías quedado con Haruka hoy?- Pregunté a la vez que nos encaminamos hasta donde estaba estacionado su auto.-Es viernes, después de todo.

El menor se separó de mí, para acto seguido hacer un puchero con sus labios.

-Se suponía, pero me dijo que JaeMin está enfermo y nadie lo quiere cuidar.- Relajó los hombres para luego negar con la cabeza.-Parece que discutió con Jeno, debería hablar con él.

Me quedé en silencio porque no tenía nada más que agregar. JaeHyun seguía hablando pero realmente no prestaba atención a sus palabras, miré el suelo buscando algo interesante en que posar mi atención.

-Por eso me preocupa...- Sacó la llave del bolsillo trasero de su pantalón, quitando la alarma al vehículo.-¿Crees que debería hablar con su padre? Haruka me dijo que era buena opción.

Puse los ojos en blanco al escucharlo.

-No creo que JaeMin este tan mal.- Abrí la puerta del auto y el más alto imitó mi acción.-No tienes porque hablar con su padre.

A veces pensaba que JaeHyun se casaría con Haruka en cualquier momento, la relación que tenía con su familia era excepcional. Iba a cenar con ellos, cuidaba de JaeMin y su amor por Haruka no se debilitaba.

No podía decir lo mismo sobre mi persona.

Me adentre al auto tomando asiento en el lugar del copiloto, colocandome el cinturón de seguridad con pereza y reclinando el asiento un poco para recostarme.

-Sé que no me tengo que preocupar, pero JaeMin es como el hermano menor que nunca tuve.- Cerré los ojos al escuchar el rugido del motor sobre la voz de JaeHyun.-¿Tú no te sientes así con la señora Hwang? Es como una abuela para ti.

Di un sonido afirmativo con seguridad, pero la realidad era diferente. Un sabor amargo se instaló en mi paladar y sentía un nudo en la boca del estómago impidiendome respirar correctamente.

Llevaba un mes huyendo de mi situación, había evitado a JaeHyun y a Yuta toda costa para que no me hicieran un cuestionario digno de envidia por parte de algún detective. Pero no podía más, tener al menor a mi lado hablando de forma tan tranquila sobre un tema que me provocaba el inicio de un ataque de pánico.

-JaeHyun...- Llamé su nombre buscando las palabras para tantear el terreno disimuladamente.-Tú... ¿Nunca te has cansado de tu relación con Haru?

Abrí levemente los ojos y moví mi cabeza hacia un lado para observar su reacción, me encontré con un ceño fruncido que no quitaba los ojos de la carretera.

-¿Cansado?- Pensó un poco a la vez que daba vuelta en una rotonda.-No, creo que con Haruka siempre hay algo nuevo. Nunca sabes qué puede decir y es interesante. Aparte, creo que Yuta me mataría si le hago daño a su hermana.

Me crucé de brazos en mi asiento para llevar la mirada hacia lo que había más allá de la ventana.

-¿Y tú? ¿Alguna vez que has cansado de tu relación con MiYoung?

«Más de una vez.» Pensé.

-Es como si me hubiera casado a los 18.- Cerré los ojos, me sentía tan cansado de todo.-Me he cansado, JaeHyun.

El auto se detuvo estrepitosamente haciendo que nuestros cuerpos se movieran erráticamente.

-¿A qué te refieres?- El menor volteó a mí, mirándome con los ojos abiertos.-TaeYong, ¿La has dejado?

-No la dejé.

-Entonces, ¿Qué es eso de "Me he cansado?"

-Pues está bastante claro.- Baje la mirada, evitando a toda costa los ojos llenos de duda del menor.-Hace un mes que terminamos.

-TaeYong, como esto sea una broma...

-No es ninguna broma, YoonOh.

En silencio, JaeHyun encendió el auto y puso marcha hasta la dirección que me había pedido en un susurro. Luego de eso, selló sus labios como si lo hubieran maldecido a muerte si los abría.

No lo culpaba, la verdad.

Le había soltado la bomba repentinamente, la dejé caer sin preocuparme por cómo se sentiría al respecto.

El resto del camino se dio de la misma forma, en completo silencio. Sin embargo, una vez se detuvo frente a un edificio ridículamente alto y demasiado moderno para mi gusto, abrió la boca para pronunciar algo.

-Tienes que hablar con Yuta...- Negó rápidamente con la cabeza.-No, tenemos que hablar con Yuta.

-JaeHyun...

-No voy a escuchar excusas, tienes que explicarnos.- Puso una mano sobre su hombro.-Por algo somos tus amigos, Tae.

Luego de acordar la fecha y el lugar del encuentro, baje del auto y observe como el mismo se perdía entre los otros vehículos.

Suspiró cansado, para darme la vuelta y encaminarme al que sería mi nuevo hogar por tiempo indefinido. Al entrar, me acerqué a paso rápido hasta el elevador, el cual tardó demasiado tiempo en llegar a la planta baja.

Necesitan darle mantenimiento o va a terminar cayéndose a pedazos.

Me sorprendía saber que el edificio no tenía más de tres años y que algo como el elevador estuviera agonizando para cumplir su función.

Apreté el botón que tenía marcado un cinco ya desgastado, la música que salía del parlante me provocaba un dolor de cabeza descomunal. Las puertas se abrieron dejando pasar a un grupo de adolescentes, escucharlas hablar sobre lo bonito que era el chico del elevador me hizo querer saltar desde la ventana del apartamento donde me estaba quedando.

Salí del elevador ignorando las miradas expectantes de las chicas, escuchando con gusto las quejas provenientes de sus bocas. Me apresure a sacar las llaves para abrir la puerta de mi preciado hogar.

Empuje la madera con una mano, tomándome con el sonido del televisor retumbando en mis tímpanos. Cerré la puerta detrás de mí, dejé mi abrigo en el perchero que se encontraba a un lado y con pasos largos, me lance de cara contra el sofá.

-Así que estas usando mi camisa gris.- La voz de Ten sonaba bastante cerca, así que supuse que estaba en sentado en el sofá individual. -La estuve buscando toda la mañana.

-Lo siento.- Unos de los cojines amortiguaba el sonido de mi voz.

-Ya ha pasado un mes, Tae.- Llegó a mis oídos el sonido de una taza siento dejada sobre la madera.-Tienes que ir a buscar tus cosas.

-No me atrevo, Ten.- Me hundí más contra los asientos.-La máxima interacción que puedo tener con ella es por correo.

-No puedo creer que ni siquiera la llames por su nombre.- Lo escuché bufar, seguro estaba cruzado de brazos.-Te ves tan miserable, no lo entiendo, tú fuiste el que le pidió un tiempo.

-Un tiempo, tu mismo lo has dicho. Nunca esperé que me terminará.

-Al menos, podrías tener la valentía de ir a buscar tus cosas.- Sentí como un cojín impactaba contra mi cabeza.-No puedes seguir robando mi ropa.

-¿No puedes ir tú a buscarlas? Ya tienes auto, no veo el problema.- Otro cojín más pequeño me golpeo.-Hazlo por mi, por favor.

El sonido de un largo suspiro lleno la habitación.

-Está bien.- Una sonrisa que era tapada por los cojines se asomó en mi rostro.-Pero esta semana cocinas tú.

-Trato.

Yūgen; Beyond | TaeYong|Where stories live. Discover now