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El sonido de la puerta abriéndose llamo mi atención.

No iba a mentir, muy en el fondo deseaba que la cabellera rubia se asomara y viniera a disculparse por lo que había hecho.

Pero, primero, no iba a venir y segundo, no era culpa suya.

Yo había sido la que había saltando a conclusiones apresuradas sin darle la oportunidad de hablar, todo eso debido al miedo y la inseguridad que me provocaba.

«Él solo me estaba pidiendo un tiempo, pero si el tiempo era demasiado largo, ¿Qué iba a ser de mí?» Pensé mientras veía el pequeño cuerpo acercarse a la recepción.

— Hola, Young.— Ten movió su mano en un lado e imite su acción.— Tae me ha dicho que se le ha quedado un pantalón el día que lo nos llevamos sus cosas. ¿Tienes una idea de donde está?

Sabía de que pantalón hablaba, así que lo tome de uno de los muebles y se extendi. La cara de sorpresa del tailandés no tardó en aparecer.

—Young...—Tomó la prenda y la colocó sobre su hombro.

—Me lo menciono por un correo, no es la gran cosa.

—¿Cómo vas con eso?— Tanteo el terreno con cuidando, sabía que estaba siendo cuidadoso con sus palabras.—¿Te sientes feliz con tu decisión?

No.

Me alce de de hombros a la vez que escribía algo en uno de mis cuadernos.—He tenido épocas mejores.

—Luego de dos meses, me sigue sorprendiendo que le hayas terminado.— Hizo un puchero que destilaba disconformidad.—No entiendo.

—¿Qué no entiendes?

—¿Por qué simplemente no le diste el tiempo que te pidió?

Lo mire incrédula, ¿No se suponía que era mi amigo?

Bueno, ellos eran amigos desde la primaria.

—¿Por qué debía darle tiempo? ¿Y si pasaba mucho tiempo?— Me desparrame sobre el asiento.—No quiero esperar por alguien que seguramente, no espera por mí.

Una risita proveniente del mayor hizo que frunciera el ceño.

—¿Qué es tan gracioso?

—Con o sin tiempo, aún sigues esperando por él.—Se dio la vuelta para caminar hasta la salida, su mano se movió de un lado al otro.—Nos vemos, Young. Suerte con eso.

(...)

Me dejé caer de cara a la cama, importandome poco que el peluche que TaeYong me había regalado el año pasado cayera al piso.

Bueno, si me importaba.

Bajé una mano para tomar el zorro que media la casi lo mismo que mis piernas y me abrace a el como un koala a su rama.

—¿Por qué me siento tan mal? Yo fui la que terminé con él.

Podía entender qué TaeYong no estaba cansado de mi, sino, del estilo de vida que venía llevando desde que salimos de la secundaria. O incluso, mucho antes de eso.

Trabajar, estudiar, dormir.

Recordé el día en el que me dijo que tenía que decirme algo, vamos a ver, yo tenía todo el derecho de entrar en pánico.

Creo.

Amaba a TaeYong, siempre lo he hecho. Y nunca dejaría de hacerlo.

Pero la idea de que el mayor se olvidará de mi momentáneamente era mi mayor miedo. Si le daba el tiempo que me pedía, ¿La caída no iba a ser peor? Prefería caer ahora una distancia prudente y romperme un par de huesos a morir instantáneamente.

Yūgen; Beyond | TaeYong|Where stories live. Discover now