Lo mejor para él

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-Los encontramos, preparen las ambulancias – anunció Semi por la radio – hay un total de 45 donceles, 20 mayores de edad y los demás menores, busquen en los registros de personas desaparecidas

Después de dar las ordenes, Semi tuvo que salir un rato de la habitación, ya se esperaba algo malo, pensaba quizás encontrar diez o veinte donceles, pero nunca imaginó la gravedad del asunto, había un total de 29 habitaciones, 15 eran habitaciones donde encerraban a los donceles y 9 se dividían entre laboratorios y oficinas, 2 eran salas de cirugía y 3 eran algo parecido a... a morgues, esa había sido la peor parte, los cuerpos de un todas de 40 donceles se guardaban en esas habitaciones, esperando a que se deshicieran de ellos... no tendrían un entierro correcto o un velorio, ellos solo iban a arrojarlos a una zanja común y olvidarse de ellos.

Se tomó un momento antes de llamar a dos de sus compañeros -Ustedes dos - aun les faltaba encontrar a los hijos de Suga, no estaban entre los donceles y tampoco en la morgue – revisen cada esquina del edificio, salas, armarios, bajo cada cama, en cualquier escondite, debemos encontrar a esos niños – los oficiales asintieron antes de continuar con su trabajo.

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Para Tadashi el mundo se sentía cada vez más lejano, fue consciente de los ruidos y gritos, pero no entendía lo que sucedía, solo sentía sus entrañas retorcerse del dolor, también la sensación húmeda y pegajosa en sus pantalones, Tadashi solo esperaba que alguien llegará rápido por ellos. Cada segundo le era más difícil mantener los ojos abiertos, pero se esforzaba por hacerlo, necesitaba saber que su solecito estaría en un lugar seguro antes, eso era lo que más le importaba.

Escuchó el ruido de la puerta abriéndose por la fuerza, sintió miedo, miedo de la persona que haya entrado, intentó levantarse para enfrentar a ese hombre vestido de azul, pero no pudo ni siquiera enderezarse.

-Quédate quieto – le susurraron – estamos aquí para ayudar ¿Eres Tadashi? – asintió - ¿Dónde esta tu hermano? – débilmente señaló el ducto de ventilación, no esperó una respuesta antes de dejar que la oscuridad lo envolviera.

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Koushi pensaba que el momento más difícil de su vida fue criar a sus hijos sin un padre, porque aunque no lo pareciera si necesitó a alguien, y no era Tom en quien pensaba y le daba la imagen de padre, era Daichi, y pensó en todos esos años que le pareció que lo más difícil era no llamarlo, no buscarlo, pero ahora todo eso le parció una tontería.

El ver a sus hijos salir en camillas fue muy doloroso, su corazón se apretó tanto que pensó que no lo soportaría, las dos personas en esas camillas eran lo más importante en su vida, fueron las personas que alegraron su vida aun sin hacer o decir algo, solo le basto verlos para que su mundo se iluminará, pero ahora, verlos en esas condiciones lo mataba, le dolía tanto que no sabía como continuar respirando.

Pasó una hora antes de que le dijeran que Shouyo solo estaba sedado, eso fue un alivió y su corazón pareció latir de nuevo, lloró, uno de sus bebés estaba bien, faltaba Tadashi... recordó la sangre y lo pálido que se veía en el camino al hospital. Daichi apretó su mano y la besó tratando de brindarle un poco de seguridad, su bebé era fuerte, él estaría bien... 

Seis horas, seis horas de espera para que le dijeran que Tadashi estaba fuera de peligro, pero... no estaba del todo bien.

Le explicaron que el útero de su bebé estaba gravemente dañado, que lo que tomó causó daños que podrían considerarse irreversibles, que tal vez nunca podría concebir. Al escuchar esto Suga lloró y rogó que todo fuese un sueño, una pesadilla, de la cual despertaría en los brazos de Daichi, luego bajarían y sus bebés estarían en la cocina peleando porque cocinar, pero sabía que no sería así, su bebé continuaría en esa cama, sin despertar y con su cuerpo dañado... y todo por rencores de una mala persona.

Reencuentro en HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora