capitulo 39

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–¡Allie!– Grito, saliendo corriendo de mi oficina, prácticamente moviéndome solo para llegar a ella más rápido.

Corro por las escaleras y la veo cerca de Jack y John, como se supone que debe ser.  Al menos eso en mi vida está bien.  Ahora solo tengo que arreglar todo lo demás.

–Oye, ¿qué pasa?– Allie no puede terminar la oración antes de que se apriete entre mis brazos con fuerza.  Me aferro a ella con toda la fuerza que mi cuerpo puede reunir, sin querer dejarla ir nunca.  ¿Cómo se supone que voy a decirle que su mamá es un peligro para ella?

–Oye–, canta Allie en voz baja.  Ella se estiró y pasó una mano suave por un lado de mi cara.  –¿Qué pasa?–

Gimo y me inclino, metiendo la cabeza en su hombro, queriendo alejar todo menos a ella y esconderme.  ¿Es eso siquiera posible?  Quiero que lo sea.

–Tenemos que ...– me apago, recordando dónde estoy.  Jack y John están detrás de nosotros, y aunque desearía que no pudieran, pueden escuchar todo lo que digo.  Necesito jugar con esto de alguna manera.  De una manera que no los deje sospechosos.

Levanto la cabeza de nuevo para encontrarme con los ojos de mi maté.  –Oye–, balbuceo, olvidando mis palabras tan pronto como salgo a la luz de nuevo.

–¿Qué quería mi mamá?– Pregunta Allie.

Lucho rápidamente con la cabeza para encontrar las palabras.  –Ella solo quería decirme que nos ha arreglado unas vacaciones. Es pequeño, pero nos vamos a ir de inmediato–.

Las cejas de Allie se fruncen, y sé que no me cree.  Ella es inteligente para alguien que técnicamente debería ser solo un bebé.

–Está bien ...– Se gira nerviosamente, mirando a mis dos mejores amigas con preocupación en sus ojos azules.  Pero en medio segundo, se vuelve hacia mí.  –¿Mi mamá dijo dónde es el viaje?–

Asiento, quizás demasiado rápido.  Jack levanta una ceja ante mi acción.

–Sí, tengo la ubicación–, respondo vagamente.  Luego, enviando una pista a Allie, agrego;  –Pero es una sorpresa para ti–

Ella pone una sonrisa obviamente forzada en su rostro y estoy instantáneamente agradecido de que Jack y John no puedan ver su rostro.  Necesitan creer esta historia más que nadie.

–Bueno, divertido–, aclama mi compañero.  –¿Debo empacar?–

–Sí–, respondo, comenzando a caminar hacia la casa de mi amigo.  –Ve y haz eso mientras yo les informo a Jack y John sobre el cuidado de la manada mientras no estamos–.

Ella asiente, luego sube corriendo las escaleras, mucho más rápido que cualquier humano. 

–John, Jack– comienzo, poniéndome frente a ellos. 

–¿Está todo bien, Kaden?– Pregunta John.

Sonrío, deseando que parezca lo más natural posible físicamente.  –Sí, todo es perfecto. Solo necesito que vigiles la manada mientras mi pareja y yo estemos fuera–

–¿Cuánto tiempo estarás fuera?– Jack Pregunta.

Me encojo de hombros.  Lucy no aclaró eso, y no quiero darles una cita solo para volver más tarde. 

–No estoy seguro. No sé cuánto tiempo Allie querrá quedarse–, miento.  John se inclina un poco hacia mí y susurra en voz baja;  –¿A dónde la llevas?–

Niego con la cabeza y sonrío.  Nuevamente, es forzado. 

–Sin decirlo. Podrías decirle a ella–.

Ambos ponen los ojos en blanco, pero es Jack quien habla.  –¡Puedes confiar en nosotros! No le diremos–

De alguna manera me las arreglé para hacer una pequeña risa en mi pecho.  Suena casi natural para mí, así que espero que suene igual para mis amigos.

–No es que no confíe en ustedes–, esa parte es cierta.  –Pero no voy a correr ningún riesgo. Quiero que ella se sorprenda al cien por cien. No puedo permitirme el lujo de correr ningún riesgo–.  Esa parte también es cierta.  No dudo que Lucy cumplirá su palabra si no hago lo que dice.  Y, francamente, no quiero que ninguno de mis amigo corra riesgo y prefiero que no acaben muertos tan pronto como me vaya.

Por no hablar de Allie.  No hay lugar para correr riesgos con ella de ninguna manera.  Ella es mi prioridad número uno, todo el tiempo, y su seguridad no es diferente.  La mantendré a salvo.  Incluso si la protege de su madre.

–Bueno, está bien–, resopla Jack.  Me da una palmada en el hombro.  –Espero que te diviertas de todos modos. Te lo mereces–.

Me río ligeramente.  Incluso me suena falso.  Pero si uno de ellos toma nota, no lo deja ver.

–Nos encargaremos de todo aquí, Kaden–, dice John.  –No te preocupes por la manada–

–¿Sabes qué hacer?–

–No dejaré que pase nada. Solo diviértete–

Mi hombro se hundió.  Confío en mi Beta y Delta.  Sé que no habrá ningún daño mientras no esté.

Y además, mi atención debe estar en Allie.

Mi postura se endereza cuando escucho pasos bajando las escaleras, seguidos por el aroma de vainilla y menta de mi mate.  Me vuelvo hacia ella. 

–¿Lista?–  Pregunto, mirando las bolsas en sus manos.

–Sí–, se acerca a mí, apoyándose en mi costado.  –También te empaqué algunas cosas, ya que estabas muy ocupado aquí–.

Oh.  Ni siquiera pensé en empacar cosas para mí.  Supongo que es bueno que lo hizo.

–Gracias, bebé– beso la parte superior de su cabeza y agarro una de las bolsas.

Ella me sonríe y se acerca a Jack y John, abrazando a cada uno de ellos brevemente. 

–Cuiden de la manada, ustedes dos– bromea. –Manténganse a salvo–.

Asienten y se dirigen a mi oficina, supongo.  Dejándonos solos a mí y a Allie. 

–Vamos–, le digo, agarrando su mano que no sostiene las bolsas.

Su frente se arruga.  –¿Me dirás qué está pasando realmente?– ella susurra.

Retiro mi mano de la de ella y aparto los cabellos sueltos de su rostro.  –Sí, lo haré. Lo prometo–.

Suspira y apoya la cabeza contra mi pecho.  –¿Kaden?– ella murmura.

Beso su sien.  –¿Si bebe?–

–Estoy asustada. Sé que esto no puede ser algo bueno. Puedo percibirlo –.

La rodeo con mis brazos lo mejor que puedo con los brazos llenos de bolsas.  –No lo estés, bebé. No dejaré que nada te pase. Siempre estáras a salvo conmigo–.

Ella asiente y se aleja de mí antes de inclinar la cabeza hacia arriba.  Y ciertamente no soy un lector de mentes, pero puedo decir lo que está pidiendo sin tener esa habilidad.

Me inclino y rozo mis labios contra los de ella con cuidado, todavía sin estar acostumbrado al hecho de que realmente puedo hacerlo.

Se inclina más cerca y se acerca a mí, sonriendo.

Me río contra sus labios y me alejo tan suavemente como puedo, apoyando mi frente en la de ella.

–Puedo besarte en cualquier momento–, comienzo.  –Pero no ahora. Tenemos lugares en donde estar–.

Ella gime.  –Bien. Vámonos. Y explícame en el camino, por favor– agarro su mano y la llevo a la puerta. 

–Lo haré, bebé. Sólo espera–

La Bebé Del Alpha |✓Where stories live. Discover now