5: Rescate.

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VÍCTOR.

Ya son dos semanas de dos meses que tengo que estar a bordo en este crucero.

Trece días desde que no veo a la chica que me recibió desnuda en su camarote.

Doce días que no sé de ella o su paradero.

Y once días que no puedo dormir.

Suena mi despertador avisándome que ya es la hora de comenzar el día.

5:00am.

Dormido no estaba, en once días lo que he podido dormir son once horas, sin exagerar absolutamente nada.

El trabajo es cansado, a parte de que tengo que levantarme muy temprano, tengo que acostarme muy tarde, y eso no me da muchas horas para dormir, y si le incluimos que mi mente no deja de torturarme día y noche, pues, peor.

Me levanté y me estiré.

Me dirigí al baño y tomé una ducha rápida, me sequé y salí, me dispuse a buscar mi uniforme y comencé a vestirme frente al espejo, mi mejor amigo, el cual compartía camarote conmigo estaba dormido, así que no me preocupé por nada.

Fui a cepillarme los dientes, y a peinarme al baño, luego salí y me coloqué mis zapatos.

Si, mi rutina a veces es algo desordenada.

Luego me coloqué la placa, tomé mi aparato localizador y mi tarjeta que abre todas las puertas, las metí en mi bolsillo, y me perfumé. Me vi en el espejo y sonreí, como si estuviese feliz, aunque realmente este trabajo era horrible.

Vi por el reflejo del espejo que ya mi mejor amigo había despertado.

—Buenos días, 2.0, ¿Qué tal?—Le saludé.

Si, 2.0, ese no es su nombre, pero, si su alias.

—Buenos días,—Respondió somnoliento.—me quedaré durmiendo.

—Dichoso tú que no tienes que trabajar.—Rodé los ojos.

—Ñeh.—Le restó importancia.—A mi no me notan cuando falto, sabes que no soy de los mejores.

—E igual te pagan, ya quisiera ser tu.

—Ríe.—Ten un buen día, idiota.

—Todos son de la mierda, amigo.

Lo escuché reír y volvió a acostarse como estaba para dormir, y yo salí del camarote, y cuando a penas cerré la puerta, el localizador vibró.

Joder, ya empezamos.

Lo saqué y me mostró el número de la habitación.

271 era el camarote.

Rodé los ojos fastidiado.

Mi habitación era la 280. Me dieron desde la 270 hasta la 279.

Y sabía perfectamente de quién era la habitación de la cual me llamaron.

Comencé a caminar y sin ensayar mi mejor sonrisa—porque la verdad no me interesaba con esta parejita—toqué la puerta.

Escuché risas tras la puerta, y nuevamente puse los ojos en blanco.

Estos imbéciles.

No pasaron ni diez segundos cuando ya la puerta estaba abierta mostrando a un Nelson desaliñado y a una Kylie de igual manera, con sus rostros risueños y su mirada llena de diversión.

Mi otro mejor amigo y su novia la cual también es mi amiga.

Venían llegando de una de las fiestas del barco, eso seguro.

Solo mi mente.Where stories live. Discover now