13: Eres mía.

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ALESSA.

Tres días.

Habían pasado tres días desde la muerte de aquella chica.

Víctor se sentía muy culpable por mentirle a su mejor amigo y a la novia de este, y yo me sentía algo mal también, no podía salir, y tuve una parálisis del sueño más.

Pero, vamos a lo bueno, o, a lo no tan malo.

Comencé a leer siguiendo el consejo de Víctor, y vaya que me ha funcionado, ademas que estoy muy muy muy enviciada con esa historia, literalmente no me despego de mi celular y no salgo de Wattpad.

Víctor sigue trayéndome las tres comidas, y realmente es una increíble persona conmigo, me ha contado cada cosa qué pasó cuando tuvo que decirle a su mejor amigo lo de la muerte de su novia, y con qué le mintió al otro, y ahí estuve para escucharlo y decirle que si consideraba que era lo que tenía que hacer, que lo hiciera y despejara su mal sentimiento.

También salía, en las noches, a eso de las 12:00am, e iba al área de la piscina, el único lugar donde podía estar tranquilamente, y algunas veces venía Mike a visitarme al camarote, que no sé cómo se enteró de que estaba aquí.

Y a parte de bañarme, y dormir con Víctor,—porque si, ahora dormimos juntos porque buscamos cualquier excusa para hacerlo—ese había sido el resumen de los últimos tres días.

Ahora me encontraba en el área de la piscina, él viento chocaba contra mi, pero, era esta brisa cálida y pegajosa, no había nadie más, y estaba sentada al borde de la piscina, leyendo.

Mi corazón latía velozmente, debido a que estaba muy metida en la historia, era un narrador omnisciente, y narraba la ida del asesino del libro por su otra víctima.

—¡Boo!—Exclamó una voz de repente y el portador de aquella voz me tocó los hombros con ambas manos.

Me sobresalté y di un respingo, causando que casi se me cayera el celular en la piscina.

Volteé disgustada, y vi a Michael riendo.

—Fíjate que no me da risa.—Rodé los ojos.

—Mike relamió sus labios y me dedicó una amplia sonrisa.—¿Y entonces aquí es cuando me pegas?—Preguntó burlón el ojiclaro.

—Debería,—Concordé de inmediato.—te hubiese ahogado si se me cae el teléfono.

—Él soltó una pequeña risa y se sentó a mi lado, pero, sin meter los pies en el agua.—Podrías ahogarme a besos sin problema.—Se encoge de hombros.

—Le dediqué una mareada cargada de fastidio.—¿Seguirás con eso?

—¿Es malo admitir que eres muy hermosa y que quiero que me des un beso?

—No, pero, justo ahora estoy en una parte del libro que necesito leer.

Ahora fue mi turno de recibir su mirada llena de fastidio.

—Deja ese libro, pura fantasía, es hora de vivir un amor real.

—Fruncí el ceño—¿Amor real, dices? ¿Contigo?—Alcé ambas cejas.

Mmm.—Balbuceó.—No lo sé.—Tomó mi celular y lo quitó de mis manos para colocarlo a su lado.—Dimelo tú.—Con su dedo índice tocó la pinta de mi nariz de manera juguetona.

Cada día que hablaba con Mike me sorprendía más con su coqueteo, la primera impresión que me llevé fue que era tímido, algo que no está mostrando.

—¿Desde hace cuantos días estamos hablando, Michael?

—Vamos, Alessa,—Bufa.—no comiences, el tiempo no es una excusa.

Solo mi mente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora