Capitulo 13- Un Trato

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The Great Closer, New York 15:10 p.m.

Dentro de esta prisión de máxima seguridad, él Alcaide se encontraba en "población general", frente a la celda de su nuevo recluso, donde los pasillos estaban llenos de sangre, varias paredes magulladas, los demás reos seguían gritando y haciendo escándalo desde sus celdas. Y frente a sus pies más de una docena de sus guardias muertos y todo esto causado por un chico de 15 años.   

Alcaide: ¡¿C-cómo diablos paso esto?! -Pregunto enfurecido y asustado al responsable- 

Él chico se encontraba dentro de su celda apoyado en una de las paredes, viendo con la cabeza gacha sus manos las cuales estaban esposada con grilletes de acero y sus nudillos que estaban llenos de sangre. 

Alcaide: ¡Responde! 

Él peliverde que jadeaba por el cansancio alzo su cara mostrando hilos de sangre que corrían desde su frente hasta su barbilla, su nariz estaba rota y tenia varios hematomas en el rostro, aun con todo eso él simplemente sonrió de forma mezquina mientras veía al Alcaide.

Izuku: Creí haber dejado en claro que no diría nada sobre Joker...  -Comenzó a levantarse de forma lenta haciendo que él adulto retrocediera- Así que no vuelva a mandar a sus hombres a preguntarme...  

Alcaide: ¡Maldito...! -Vio a varios guardias llegando al lugar- ¡Ustedes llévenlo a la celda de aislamiento! 

Los guardias hicieron caso y se llevaron al peliverde directo a la celda de aislamiento, a lo que él pecoso no opuso resistencia alguna y simplemente se dejo arrastrar mientras estaba perdido en sus pensamientos. 

Izuku: (Estos años descuide mucho mi forma física por centrarme en entrenar mi Haki, tanto que sin usarlo esta bola de perdedores pudieron lastimarme, debería mejorar mi condición)  

Después de unos minutos los guardias cargando a Izuku llegaron al nivel subterráneo de la prisión, en donde se encontraban las celdas de aislamiento. Enormes habitaciones completamente vacías de acero puro, el frió en ese lugar era insoportable sobre todo en invierno y la desolación que se sentía podría volver loco a cualquiera.

Guardia: ¡Entra ahí! -Exclamo lanzando al peliverde dentro de la celda-  

Guardia 2: Un par de meses en completa soledad te aflojara la boca -Dijo con una sonrisa soberbia-

Izuku: Jajajaja... -Soltó una risa irónica- ¿De que diablos hablan? Yo siempre he estado solo

Guardia: ¡Bastardo! -Harto de oír tonterías cerro la enorme puerta de acero y la aseguro correctamente- 

Guardia 2: Vamonos, no quiero seguir en este lugar tan deprimente  

Guardia: Ese mocoso es muy impertinente... -Los dos se marcharon del lugar-

Izuku: Creí que nunca se irían... -Se levanto y empezó a temblar- Joder que frió y ni una triste sabana me dieron...  

Él peliverde analizaba la inmensa habitación y se alegro un poco al ver que el espacio era más que suficiente para entrenar.

Izuku: Bien, sera mejor que empiece a calentar...

Un par de meses después...

Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, New York  17:00 p.m.

Nos ubicamos en las afueras del aeropuerto, donde un hombre de cabello largo azabache con ojeras hasta los tobillos, un pequeño y esquelético hombre rubio, y una extraña especie de ratón gigante estaban subiendo a bordo de una elegante limusina, la cual iba camino a las afueras de la ciudad.

La voluntad de un reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora