2. Amortentia Liberare ↯ [Cedric Diggory]

━━Veinte

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ESTOY AQUÍ PARA TI
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Cedric corrió a todo lo que sus piernas le daban por los pasillos blancos del Hospital para magos y brujas, sabía donde se encontraba la persona que buscaba, pero estaba desesperado por saber sobre ella, así que prácticamente iba a la velocidad de un rayo esquivando personas, enfermos, más personas, sandores, objetos. Cruzó otro larguísimo pasillo que terminaba en una puerta, la empujó fuertemente para poder pasar, no había paso hacia el frente, sólo a la izquierda, miró por el lago corredor hasta que su vista topó con lo que buscaba.

Una chica que estaba sentada en el suelo, tenía la espalda contra la pared, vestía un pantalón de dormir negro con puntos rojos, una sudadera gris manchada de rojo por todas partes, su cabello negro estaba desordenado, tenía las piernas contra el pecho, las manos en la cabeza, de una de ellas sobresalía una varita mágica. Inmediatamente el ojigris supo que era quien buscaba, así que llamó su nombre.

— ¡___________! — exclamó el ojigris intentando recuperar el aliento, estaba angustiado

La chica que estaba sentada en el suelo inmediatamente volvió la cabeza hacia donde estaba el ojigris, Cedric comenzó a acercarse a ella trotando, vió como la pelinegra se levantaba y corría hacia él, el castaño abrió sus brazos para recibir a la azabache que se estampó contra su cuerpo y la envolvió en un abrazo tranquilizador para ambos, dejó una de sus manos en la espalda de la chica mientras otra la colocaba en la cabeza de la pelinegra.

— Por Dios, linda, me tenías preocupado, cuando hablamos estabas tan alterada — dijo el ojigris sintiendo el alivio embriagar su cuerpo, ella estaba bien

— Perdóname — sollozó la chica en el pecho del ojigris, fue entonces cuando el chico comprendió que estaba hecha un desastre justo ahora

— Nena, mírame — dijo suavemente el chico tomando a la pelinegra por las mejillas, la chica tenía el rostro todo lleno de pequeñas cortadas, pero lo que comprimió el corazón del ojigris, fue ver los preciosos ojos oscuros de la chica vidriosos, todo el miedo y el dolor estaban impregnados en ellos — preciosa, no te disculpes, te dije que estaría aquí. Ya pasó, ¿cómo está tu madre?.