Inicio, Final, Intermedio... ya no importa

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-Cómo te sientes? -preguntó O'Connor dudoso por lo que le había dicho anteriormente. Ella jamás le decía "cielo", ni "mi amor", se dirigía a él como Enoch u O'Connor la mayor parte del tiempo, esto lo inquietó.

-Mejor de lo que esperaba. -La chica se sentó en la cama y miró a su alrededor.

-Entonces estás bien -dijo Caleb con tono serio.

-Si.

Él no lo creía.

-Recuerdas lo que pasó?

-No muy bien. -dijo dudosa. -Tengo algunas preguntas.

Charlie miró a Max, quien seguía atendiendo a Miranda.

"-Algo anda mal" -advirtió.

Livia se levantó. -Dónde está Miss Pregrine?

-No está... -Caleb mintió, en realidad ella estaba escuchando detrás de la puerta.

-Y los demás chicos?

-Salieron con ella a caminar, se fueron hace unos minutos, tal vez tarden. -dijo Olive. Ella también sabía que algo iba mal.

Silencio, que más podían decir?

-Se que lo saben... -dijo de la nada Livia.

-Qué estas esperando entonces? -Caleb se levantó del sillón.

-Hacer las cosas más sencillas. -La voz de la pelinegra cambió a una más grave y profunda, pero sin perder el toque femenino, como el de una mujer no muy grande. Su expreción se ensombreció. -Donde estamos?

-Estas loca si crees que te lo diremos. -exclamó Enoch.

La chica sonrió malevolamente, entonces realizó un movimiento ágil, abrió uno de los cajones y sacó unas tijeras. -Niños tontos, no creo que quieran perder a su amiga.

Se subió a la cama para mirar a todos desde ahí, como un tigre mira a su presa.

-Baja de ahí por favor... -dijo Olive asustada. -en serio, lo resolveremos...

-Solo hay una forma de solucionar esto niña... -la voz espectral salía del cuerpo de Livia, que aún tenía las tijeras en la mano y exigía respuestas. -Su querida amiguita morirá si no me lo dicen.

Los chicos en la habitación comenzaron a asustarse al ver como la pelinegra, aparentemente poseída, apretaba las tijeras en el lado derecho de su abdomen.
Las filosas puntas se hundían en la piel de la chica.

-Solo diganlo y pararé, ella no tiene por qué morir... aún.

Charlie miró a Caleb en busca de algún plan, pero este negó con la cabeza. Cualquier intento de pararla sería en vano, no veían otra solución más que decir su ubicación, pero no podían hacerle eso a los demás.

-Si yo fuera tu ya lo habría dicho. -"Livia" se dirigió a Enoch. -No tienes que perderla por una tontería.

O'Connor no pudo seguír mirando, la sangre comenzaba a brotar de la herida que ella misma se hacía.

Le dolía que la persona a la que más odiaba en ese momento tuviese el rostro de la chica que amaba...

-Ya basta! -gritó Miss Peregrine entrando a la habitación con lágrimas en los ojos. -No perderé a madie más.

Detras de Alma iba Lucille.

-El bucle de Miss Lucille. -dijo "Livia" con una sonrisa. -Alemania.

Su cuerpo, que en realidad no era de ella, se balanceó. Los muchachos corrieron para que no callera.

-Olivia! Estas bien? -preguntó Alma.

La chica volvió en si, estaba llorando y se doblaba de dolor, se apretaba con fuerza el costado. No era muy grande la herida pero sangraba mucho.

-Livia, escucha. No te vallas...

-Charlie trae el botiquin!!! -gritó Lucille.

-No... -susurró Livia. Estaba pálida y cansada. -Denjenlo así.

-No. Jamás, me escuchaste? -Enoch, quien había por fin reaccionado del shook, la tomó en brazos. -No irás a ninguna lado.

-Tienen que irse.... -respiraba con dificultad. -Los alcanzaré de...después...

-Muerta no lo harás.

Charlie llegó con una caja. Sacó una gaza y la apretó en la cortada.

-El problema es la sangre -dijo Caleb triste. -No podremos retenerla y ya perdió demasiada.

Olive lloraba, los niños pequeños miraban asustados desde la puerta y los más grandes como Jacke y Emma ahogaron gritos al ver su estado.

Livia tenia la mirada perdida.

-No me des otra razón para vestir de negro... -le susurró Alma.

-No... no lo haré, lo prometo.

Miró a Enoch con una sonrisa triste, usó todas sus fuerzas para acercarse a el y darle un corto beso. Él sonrió con lágrimas.

-No llores, O'Connor. -su voz se apagaba. -Miranda... -suspiró, pero aún tenía algo de vida.

La mencionada se levantó de golpe, como si hubiese despertado de una pesadilla.

-Diganme que es mentira. -dijo la rubia al mirar la decesperación y tristeza de la habitación. -No es verdad... -dijo con voz quebrada.

Se levantó y caminó lentamente hacia su hermana. -Eres una tonta. -exclamó. -Te dije que no lo hicieras! -no se veía triste, más bien desesperada.

Livia sonrió por última vez.

Lo Había Olvidado (Enoch O'Connor)Where stories live. Discover now