Segundo capítulo - Inestable

1.7K 36 4
                                    


Nuestro corazón lo sostienen momentos que solo quedarán grabados en un amor que ya nunca volverá.

...

El aire de Nueva York era frío fuerte, tajante, como todas mis decisiones desde aquel momento en donde mi vida había dado un vuelco, un buen vuelco... No podía quejarme, solo que había días más fuertes que otros.

Lo había decidido desde el primer momento en donde el tema de la escritura había empezado a dar frutos.

Tomé mi computador y como siempre cuando todo terminaba la historia debía contarse, debía contar aquel amor que sin duda nunca volverá. Un sabor amargo invadió mi boca mientras que mis pulmones podían llenarse por completo, una sensación que me producía un alivio inexpresable.

La teoría seguía en pie, los hombres malos eran una dosis de pasión y destrucción que te va aniquilando con el tiempo, mientras te hacen sentir que nada puede superar aquel momento, que por fin tienes algo suficientemente bueno como para callar tus miedos, y soltarte, soltarte tan fuerte del mundo que ya ni reconoces lo bueno de lo malo...

Seguía clavada en aquellos momentos, en aquel primer beso, en donde supe lo malo que era tener alguien como él en mis brazos, sin duda me enloquecía, una niña bien con un hombre mal, qué mejor historia que esa.

Mire por la ventana de aquel café sabiendo que por fin había experimentado mi primer Mario Casas, mi primer hombre malo, con su acento español y su pasión alocada. Por fin tenía aquella historia para mí. Sin duda el placer que era verlo acostado junto a mí era alocado, era desmesurado, que el hombre malo te escogiese a ti, eso no era algo que se debía tomar a la ligera.

Mi editor entró al café como muchas de las otras veces, con una gran sonrisa en la cara, esperando conocer cada uno de los detalles que me hacían sentir tan vulnerable y expuesta, tan frágil e inocente, pero ¿acaso lo era?

-Así que fue corto, pero salvaje.

Su cara de chisme me molestaba, a veces se le olvidaba que yo de verdad me enamoraba, que de verdad sentía algo por aquellos hombres.

-Por fin llegas pensé que iba tenerte que esperar todo el día.

-Estas de mal humor... Wau este libro va a hacer el mejor, ya me lo pinto en todas las librerías del mundo.

-Bájale dos que esto na ha sido tan fácil.

-Te dije que los españoles no eran fáciles de olvidar.

Lo mire con desaprobación, esa advertencia me había atemorizando desde aquel día que me lo dijo.

-Tú fuiste el que me salo.

Él se rio.

- ¿Tenemos una buena historia de contar?

-De las mejores. -Supuse dejando escapar un buen suspiro.

Él sonrió como un niño de tres años después de haber recibido todos los caramelos del mundo.

-Empecemos por lo básico, tienes las respuestas de las preguntas.

Le saque la hoja en donde había anotado cada una de ellas.

¿Cómo se ve? Alto, pelo castaño oscuro, ojos marrones, dientes perfectamente blancos, una sonrisa pícara y excitante, unos ojos cansados, pero llenos de secretos. Usaba chaquetas de cuero, mi favorita era una negra y más cuando usaba la camisa roja debajo, eso sin duda era la perdición de cualquier cordura. Lo mejor era su cuerpo, era muy bien fornido, nada de gimnasio, lo de él era puro "deporte" callejero.

BORDEANDO EL AMORWhere stories live. Discover now