Capitulo 16

703 124 4
                                    

En el instituto, Jeongin se pasó el día metiéndose conmigo y picándome, y luego me dijo no sé cuántas veces que tenía muy mala cara. Estoy seguro de que todo se debía a lo mal que había dormido y a los extrañísimos sueños que había tenido y que ahora apenas conseguía recordar. Eran en su mayoría una confusión de imágenes imposibles de descifrar, excepto una que tenía muy clara: los ojos de Hyunjin abrasándome.

Era evidente que no podía explicarle a Jeongin nada de todo aquello. Seguía costándole un montón no mencionar a Félix, y por eso yo tenía que evitar hablar de él.

Para consuelo mío, Seungmin volvía a ser el de antes. Cuando llegamos a casa, se puso a hablar a cien por hora sobre una nueva receta que quería poner en práctica.

La noche anterior ni siquiera me había acordado de cenar, y a la hora del almuerzo estaba aún demasiado cansado y confuso como para que me entrase algo. Pero en cuanto me encontré sano y salvo en casa, escuchando a Seungmin recitar una lista de ingredientes a cual más apetitoso, recuperé el hambre al instante.

Fuimos al supermercado a comprar lo que necesitaba, pero estaba tan hambriento que me comí allí mismo una pera. A pesar de que insistí en pagarla (y lo hice), la situación hizo que Seungmin se sintiese de lo más incómodo.

Volver con la compra a casa era siempre una aventura, pues teníamos que subir al autobús cargados hasta los topes de bolsas. Me encantaría que mi madre tomara por fin la decisión de comprar un coche, pero no creo que entre de momento en sus planes.
Félix no me había enviado aún ningún mensaje y me esforcé por fingir que me daba lo mismo.

Pero durante la preparación de la cena, mientras intentaba ayudar a Seungmin en la cocina, estuve luchando constantemente contra la necesidad de mirar mi teléfono, que guardaba en el bolsillo, para comprobar que estuviera encendido o que no me hubiera llegado un mensaje de Félix sin que me hubiese dado cuenta de ello.

Después del accidente del corte en el dedo, que por lo visto había sido de cierta importancia pues aún me veía obligado a llevarlo envuelto en una tirita, Seungmin delegaba en mí solo los trabajos más sencillos, como lavar las verduras, pesar y medir los ingredientes y untar el pan con mantequilla.
La cena estaba exquisita. Nos sentamos a la mesa y lo devoramos todo.
Mi madre se despertó y le ofrecimos un plato, pero negó con la cabeza y se largó pitando. En todo el día la habríamos visto unos diez minutos en total, aunque creo que, si hiciésemos cuentas, comprobaríamos que la veíamos una media de una hora a la semana.

-De verdad, tendrías que ir a una escuela de cocina -le dije a Seungmin-. Eres estupendo. Tendrías que dedicarte a esto profesionalmente.

Seguíamos sentados a la mesa, yo con una pierna doblada junto a mi pecho, una posición que me resultaba más incómoda cuanto más comía. Ya había rebañado un plato y estaba empezando con un segundo, pero la comida que me entraba por la vista era más de la que mi estómago era capaz de admitir.

-Lo he estado pensando un poco -dijo con un gesto de indiferencia que hacía gala de su habitual modestia. Seungmin nunca se había creído bueno en nada, por mucho que yo se lo dijera-. No sé.

-Aún tienes unos años para pensártelo, pero eres demasiado bueno para que el mundo no conozca tus habilidades. -Comí otro bocado, pero mi estómago protestó con vehemencia. Me obligué a retirar el plato, consciente de que si seguía comiendo acabaría explotando.

-¿Y tú? Tú vas a graduarte antes que yo. ¿Qué tienes pensado? - Seungmin me devolvió la pregunta y me agité en la silla, incómodo. Mi hermano conocía muy bien las notas que sacaba e intentaba constantemente que habláramos sobre mi futuro, cosa que yo evitaba en la medida de lo posible.

Instinto¹ || [Lixbin] Onde histórias criam vida. Descubra agora