Capitulo 36

576 106 21
                                    

Sentada en un oscuro rincón de la sala de estar, su imagen me hizo pensar en un villano de las películas de James Bond. El tenue resplandor que entraba por la ventana iluminaba la nube de humo que coronaba su cabeza y la luz de la cocina rozaba tan solo la zapatilla de un pie, dejando el resto del cuerpo oculto entre las sombras. La réplica habría sido perfecta de haber estado mi madre acariciando un gato blanco y si me hubiera hablado a continuación con un marcado acento alemán.

-Vaya, vaya, vaya, me alegro de verte por casa -dijo a modo de saludo.

-Gracias -dije yo con inseguridad a pesar de la mirada de advertencia que acababa de lanzarme Seungmin.

-¿Dónde has estado toda la noche? -El tono de mi madre se había endurecido, echando por tierra cualquier posibilidad de que en realidad se alegrara de tenerme en casa.

Seungmin debía de haber pasado la noche preocupado al ver que no volvía a casa, y después lo habría pasado fatal al tener que enfrentarse a solas con mamá recién levantado, pero se había sentido claramente aliviado al comprobar que seguía vivo.

-¿Por qué no has respondido a mis mensajes? -me soltó Seungmin. A buen seguro, me habría enviado un montón de mensajes alertándome de la bronca que mi madre iba a pegarme en cuanto llegara a casa.

-Lo siento. Tenía el teléfono en silencio.

-¡Eso no sirve para explicarme dónde te has metido! -explotó mi madre.

El sol había asomado finalmente por encima del edificio contiguo y la luz penetraba por la ventana, dejando con ello al descubierto su expresión enfurecida. Mi madre dio una intensa calada al cigarrillo mientras permanecía a la espera de una respuesta lo bastante buena como para explicar dónde había estado hasta las siete de la mañana teniendo como tenía clase al día siguiente.

-He estado en casa de Félix. -Crucé los dedos, confiando en que mi madre siguiera aún cautiva de su encanto y eso sirviera para conseguir al menos una nueva tarjeta de «Queda libre de la cárcel».

Pero, por desgracia, la arruga de su entrecejo se hizo más profunda y comprendí que la suerte ya no estaba de mi lado.

-¿De modo que has pasado la noche en la cama de un chico que es muchísimo mayor que tú, y se supone que tengo que hacer oídos sordos a eso? -Su tono fue subiendo de volumen poco a poco hasta que acabó pronunciando a gritos el final de la frase.

-Sí -respondí, con la mirada vacía.

Viendo que era imposible aplacar su rabia, ni siquiera me tomé la molestia de intentarlo. Seungmin me lanzó una mirada inquisitiva, aunque no estoy muy seguro de si lo que pretendía con ella era cuestionar mis tendencias suicidas o preguntarme si era cierto que me había acostado con Félix. Conociéndolo, debía de tratarse seguramente de ambas cosas.

-¡Changbin! -Mi madre se levantó y me señaló con un dedo-. ¡Ve a cambiarte y prepárate para ir al instituto!

-¡No! -protesté-. ¡Estoy cansado! ¡Me voy a la cama!

-Changbin, creo que tendrías que hacerle caso -susurró Seungmin quejumbrosamente.

-¡Yo también estoy cansada y he tenido que quedarme aquí despierta esperándote! ¡Y si piensas que puedes pasarte la vida callejeando porque por fin has encontrado un novio, te equivocas de principio a fin! ¡Mientras vivas bajo mi techo, obedecerás mis reglas! -Estaba tan enfadada que casi se le salían los ojos de las órbitas, aunque después de todo lo que había visto últimamente, mi madre apenas me daba miedo.

-De acuerdo. Entonces dejaré de vivir bajo este techo -dije, con un gesto de indiferencia.

Era solo cuestión de tiempo que me trasladara a vivir con la familia de Félix o que muriese, por lo que no tenía ninguna necesidad de seguir viviendo en aquella casa. De hecho, ya no la sentía como mi hogar. En realidad no había hablado del tema ni con Félix ni con Minho, motivo por el cual no estaba del todo seguro de que la idea prosperara, pero seguí igualmente insistiendo en ella.

Instinto¹ || [Lixbin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora