Draco Malfoy también lleva labial

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Draco ingresa a los vestidores de Hogwarts club sintiéndose ligeramente aliviado de que Harry le creyese tan rápido y demasiado culpable de tener que mentir.

Le gustaba mucho Harry, eso no podía negárselo, y estaba muy seguro de que Harry sentía lo mismo por él, sin embargo, aún no se sentía preparado para confesarle que tres veces a la semana se ponía vestidos y tacones para bailar y hacer lip sync en un escenario, por muy bueno que fuese en ello.

Audrey ya se encontraba en su lugar con medio maquillaje avanzado, y sobre su tocador estaba Pansy curioseando, como siempre, entre sus cosas.

Su amiga sube inmediatamente la vista cuando lo siente entrar y le frunce el ceño cuando sus ojos se topan con los suyos.

—Joder, Draco, has tardado años -le regaña, dándose un pequeño impulso para bajar del mueble. —Te traje los zapatos que olvidaste.

—Gracias, Pansy.

La chica asiente mientras se cuelga un bolso que había dejado en una butaca.

—Voy con Mione ahora. Está con sus amigos. Con Harry y Ron. –le comenta y Draco entrecierra los ojos notando la intención tras sus palabras.

—Lo sé, me lo acabo de encontrar –le suelta molesto, quitándose su chaqueta para lanzarla sobre su silla. —Evita traerlos hasta acá ¿bien?

Pansy suspira y le mira con las cejas en alto.

—No lo haría, Draco. Sé que no quieres contarle –dice, mientras se abotona el abrigo —Pero eso no quita que esté segura de que a Harry le gustaría verte.

—Pansy –dice a modo de amonestación, abriendo su estuche de brochas con demasiada brusquedad.

—Ugghh. Adiós, Anastasia. –se despide, rodando los ojos con exasperación, pero sin dejar de depositar un beso cortito en su mejilla. Draco, por su parte, se limita a enseñarle el dedo de en medio. —Adiós Audrey.

—¿Ese era tu novio? –pregunta el chico cuando Pansy cierra la puerta tras ella. Pasaba una enorme brocha por su rostro para eliminar el exceso de polvo compacto. Draco le mira de reojo dándose cuenta de que el chico ya tenía el maquillaje suficiente para tener la apariencia de Fancy Rose.

—Si –responde inmediatamente. Luego reflexiona un instante, mirándose al espejo, a un rostro incluso más pálido debido a la base de maquillaje. —Digo, casi. Bueno, algo así.

Audrey deja la brocha a un lado para mirarlo con los ojos entrecerrados.

—¿No sabe que eres Drag queen? -pregunta, aunque sonaba mucho más a una afirmación.

—No.

—Entiendo. –le dice.

Poco más de media hora más tarde, Draco se calza los zapatos y espera a que el chico nuevo acabase con su lip sync para que fuese su turno de presentarse.

El ruido amortiguado de la música deja de resonar contra las paredes, entonces Draco sale del vestuario y se dirige a la parte alta del escenario para ubicarse sobre una pequeña plataforma por la cual lo bajarían, dando la ilusión de que viene desde el piso de más arriba,

El presentador dice su nombre para introducirlos a su número y Draco termina de ubicarse en su plataforma. Se olvida totalmente de todo y ya no es él, o quizás es él más que nunca. Es Draco, pero también Anastasia Velour, quien tiene a decenas de espectadores aguardo por ella, emocionado.

La música comienza a sonar, la tarima, como de costumbre, baja lentamente, los focos se encienden lo suficiente para que tenga que cerrar los ojos con fuerza debido a la intensidad la luz, pero ha repetido tantas veces esa entrada que no es un problema para él.

Los chicos también llevan labial  | AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora