Extractos de Nuestro Magazine

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              Editorial
Como puede observarse no hay Cuadro de Honor en este número. Incluso
Felicity ha pensado todos los pensamientos hermosos que pueden ser pensados y no puede pensar más. Peter nunca ha bebido alcohol pero, bajo las circunstancias actuales, esto no es un gran mérito de su parte. Así que nuestros propósitos han desaparecido silenciosamente de las paredes de nuestros aposentos y el lugar que conocieron no los volverá a conocer más.
(Peter, perplejo: Me parece que he oído algo parecido antes).
Esto es muy triste pero todos haremos nuevos propósitos el próximo año y quizá sean más fácil de mantener.

       La historia de el
       relicario que fue
             horneado
Ésta es una historia que me contó mi tía Jane acerca de mi abuela cuando era una niña. Es divertido pensar en un relicario horneado, pero no era para comer. Ella era mi bisabuela pero la llamavan abuela para acortarlo. Esto ocurrió cuando tenía diez años. Por supuesto, entonces no era abuela de nadie. Su padre, su madre y ella estaban viviendo en un nuevo asentamiento llamado Brinsley. El vecino más cercano vivía a un Kilómetro y medio. Un día su tía Hannah vino desde Charlottetown y le pidió a su madre que la acompañara a hacer una visita. Al principio la madre de mi abuela pensó que no podía ir porque era el día de hacer pan y el padre de mi abuela había salido. Pero a mi abuela no le asustava quedarse sola y sabía como hacer el pan e hizo ir a su madre y su tía Hannah se quitó el hermoso relicario y la cadena de oro que llevaba puestos en su cuello y los colgó en el cuello de mi abuela y le dijo que podía usarlos todo el día. Mi abuela estava completamente complacida porque nunca había tenido una joya. Hizo todos los quehaceres y después cuando comenzó a hacer la barra de pan levantó la mirada y vio un vagabundo que se acercaba y parecía horriblemente malo. Entro y se sentó en una silla. La pobre abuela estaba terriblemente asustada, le dio la espalda y se dirigió hacia donde estaba la barra de pan fría y temblorosa, es decir, mi abuela estaba temblando, no la barra de pan. Estaba preocupada por el relicario. No sabía cómo podría esconderlo porque tendría que darse la vuelta y pasar a su lado.
De repente pensó que podría esconderlo en el pan. Levantó la mano y de un tirón rompió el cierre y hundió el relicario dentro de la barra de pan. Luego
puso la barra en una fuente y lo metió en el horno. El vagabundo no la bio hacerlo y entonces le pidió algo para comer. Mi abuela le puso de comer y cuando terminó comenzó a rondar por la cocina mirando en todas partes y abriendo las puertas de los armarios. Entonces fue a la avitación de la madre
de mi abuela, avrió los cajones de la kómoda, revolvió el baúl y sacó todas las cosas que tenía dentro.
Todo lo que encontró fue un monedero con un dólar dentro, maldijo y lo
cogió y se marchó. Cuando mi abuela estuvo realmente segura de que se había marchado se derrumbó y lloró. Se olvidó por completo del pan y se quedó negro como el carbón.
Cuando a la abuela le olió a quemado, corrió y lo sacó del horno. Le
asustaba terriblemente que el relicario se hubiera estropeado, pero cortó el pan y allí estaba sano y salvo. Cuando tía Hannah regresó, le dijo a la abuela que merecía el relicario porque lo había salvado tan ingeniosamente y se lo regaló y la abuela siempre lo usaba y estaba muy orgullosa de él. La abuela solía decir que ésa fue la única barra de pan que estropeó en toda su vida.
                          Peter Craig
(Felicity: Todas estas historias están muy bien pero sólo son historias reales. Es muy fácil escribir historias reales. Creo que fue designado editor de ficción, pero no
ha escrito ficción desde que empezó el periódico. Ésa no es mi idea de lo que es un editor de ficción. Debería sacar las historias de su propia cabeza.
Peter enfadado: Lo puedo hacer, también, y lo haré la próxima vez. Y no es fácil escribir historias reales. Es difícil, porque tienes que ceñirte a los hechos.
Felicity: No me creo que puedas inventarte una historia.
Peter: Te lo demostraré).
      
       Mi aventura más
              excitante
Me toca escribirla a mí pero estoy muy nerviosa. Mi peor aventura ocurrió
hace dos años. Fue terrible. Yo tenía una cinta rayada, en color canelo y amarillo, y la perdí. Lo sentí mucho porque era una cinta hermosa y todas las
chicas de la escuela estaban celosas de ella.
(Felicity: Yo no lo estaba. No creía que fuera bonita.
Cecily: ¡Cállate!).
La busqué ansiosamente por todas partes, pero no pude encontrarla. El día
siguiente era domingo y entré corriendo por la puerta principal de mi casa y vi algo sobre el escalón, pensé que era mi cinta y la cogí a la carrera cuando pasé a su lado. Pero, oh, ¡era una serpiente! Oh, nunca podré describir cómo
me sentí cuando vi esa cosa horrible deslizándose en mi mano. La dejé irse y
chillé y chillé y ma se enfado conmigo por chillar en domingo y me hizo leer siete capítulos de la Biblia, pero no me importó mucho después de lo que me había pasado. Me moriría antes de pasar por semejante experiencia otra vez.
                              Sara Ray

El camino doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora