Durante los próximos días el enfermero Uriel me enseñó nuevamente a leer, escribir y me llevo a varias citas, las cuales eran las últimas a las que iría, lo cual era un completo alivio para mí.
Uno de esos días me visito el señor Ignacio, todos los días me visita pero solo como por una hora por falta del tiempo en su trabajo, pero hoy el quería pasar todo el día junto a mi.
—Me alegro mucho que estés aprendiendo tanto y estés cooperando con tu tratamiento— —Pues tengo que... No hay de otra—
Aunque el demostraba mucho que me quería aún no lo veía como padre, no lo iba a ver así de una semana a otra...
—Te tengo una excelente noticia mi niña— —¿enserio? ¿Cuál es?—
Pero en ese momento llego el enfermero Uriel para nuestro tratamiento diario.
—Buen día señorita Evelyn—
En ese momento el noto que mi, que el señor Ignacio estaba conmigo.
—Oh, buenos días...señor?— —Ignacio, Ignacio Ruvalcaba, Padre de Evelyn— —Oh, mucho gusto señor Ruvalcaba, que alegría que se encuentre con nosotros— —El gustó es mío de conocer a quien a cuidado a mi niña— —Es un placer cuidar a tan valiente persona— —Si, bastante valiente mi hija— —Entonces, ya debemos Evelyn y yo empezar nuestro tratamiento diario— —ohh.. ehhh...Al parecer no te avisaron, pero hoy no necesitamos tus servicios, hoy pasaré todo el día con mi hija— —oh... ¿enserio?...bien, entonces... Hasta mañana Evelyn—
—Hasta mañana Joven Uriel— Le conteste pero pude notar extraña tristeza en su rostro lo cual me desconcertó.
"Estaba....¿Triste?"
El enfermero Uriel salió de la habitación dejándome sola con el señor Ignacio.
—Pronto ya no tendrás que verlo mas— —¿Que?¿Porque lo dices?— —La buena noticia que te iba a dar es que mañana es tu último día aquí, pasado mañana te darán de alta—
Me dijo con una sonrisa deslumbrante y trascendente que reflejaba alegría. —Wow ¿Enserio??? Que genial, por fin veré el mundo fuera de este tenue hospital— —Si, y ya no tendrás que hacer tratamientos ni análisis, bueno si pero cada mes o cada 3 meses, estarás en tu casita mi niña— —Si, lo sé, me tranquiliza mucho oír eso pero...—
"Algo está mal"
—¿Pero? ¿Que pasa?— —Emm.. significa que ya no veré a Uriel...— —¿A quien?— —Al enfermero Uriel, el muchachito que entró hace unos minutos— —ah, no, ya no, eres una chica muy lista y puedes seguir aprendiendo sola, no lo necesitas— —¿Y ya no lo vería?— —Pues no, ¿mejor verdad?— —emmm...—
“¿Ya no veré a Uriel?..."
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