¿Pijamada?

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Planearon el proyecto con mucho esfuerzo, mayormente, concibieron las ideas para tal en la institución, evitando ingresar a sus hogares por variadas razones, en especial el bicolor, preferían planificar sus concepciones sobre el trabajo juntándolas y llegando a una conclusión conjunta en la preparatoria, era mejor allí, puesto que debido al sitio se abstendrían de pelear o generar disputas violentas, aunque antes lo hacían, casi todos pensaban que aquello se sepultó bajo tierra, hacía tiempo no peleaban y, sincerándose, deseaban mantener ese récord.

No obstante, tarde o temprano, la hora llegaría. Acordaron que, al tener las ideas claras acerca del proyecto lo armarían, aprenderían y terminarían en el hogar de alguno de los tres, y, para infortunio de Shoto, Midoriya nuevamente no podía prestar su casa, y obviamente el rubio tampoco por obvias razones, lo que los llevó a, de nueva cuenta, convenir reunirse en el hogar del mitad albino. Esta vez, no cometería el mismo error de la última vez, teniendo en cuenta que el único día en el que su padre trabajaba fijo, y, por tanto, no se hallaría en casa eran los jueves, pactó encontrarse con ellos ese día, era algo difícil, sí, porque ese día era antes de la presentación de trabajos, por lo cual, les tocaría trabajar duro y sin descanso en él si querían aprobar, sin embargo, era un costo que Shoto estaba dispuesto a pagar.

Todoroki los esperaba en la sala, al menos tendría la serenidad de no poseer a nadie en el hogar, pues así harían el proyecto con más apacibilidad.

Oyó el golpeteo fuerte a la puerta, seguramente quien tocaba era Bakugo, se levantó del asiento y los recibió, le llamó la atención que Izuku y Katsuki vinieron juntos, sí, juntos, Midoriya y Bakugo, desde ahí ya percibía el aura perturbante que, probablemente, instalaron en el camino, de este modo, comprendió el por qué del golpeteo desesperado. Pobres, pensó al verles sus expresiones, en ellas aún almacenaba esa emoción incómoda, sin más, despejó el paso dejándolos entrar.

Tan solo diez minutos, diez míseros e insufribles minutos en los que al menos escogieron los materiales y buscaron los textos correspondientes a sus diálogos. Escucharon unos ruidos extraños provenientes del exterior, Shoto supo instantáneamente qué ocurría cuando escuchó cierta voz.

— ¡Hoy es día de fiesta! — exclamó una voz escandalosa, Todoroki determinó de inmediato quién era su propietario. Y suspiró, suspiró frustrado.

Abrieron la puerta y pasaron los causantes de tales sonidos, Todoroki se sorprendió de sobremanera, tanto que el instante parecía transcurrir en cámara lenta; una cabellera albina se asomó, tan lacia y hermosa, semejante a la nieve, hasta el punto de visualizarla esclarecidamente, aunque no del todo, pues el transcurso del tiempo progresivo se cambió de golpe al ver la posición... comprometedora conformada. Rei se sostenía del cuello de Enji debido a la inclinación de este, mientras Enji sujetaba la pierna de su esposa hasta elevarla y apegarla a su cintura, ambos con sonrisas resplandecientes instalaban la escena, Shoto decidió ignorar aquello, nada arruinaría el lindo encuentro que tendrá con su madre.

— Mamá... — susurró atónito, con un volumen apto revelando así su presencia. Rei le miró e inmediatamente se bajó de su cónyuge.

— Shoto... — nombró entreabriendo sus ojos, conmovida al verlo, creció mucho, y se convirtió en un joven, uno muy apuesto. Estaba feliz, demasiado a decir verdad, solo quería volver a tenerlo en sus brazos.

Todoroki se levantó y su progenitora corrió a sus brazos, envolviéndolo en un tierno abrazo, incluso Shoto era más alto que ella, esta apegó su cabeza a su hombro, en el cual lloró, lloró feliz. Todoroki sintió cómo en sus ojos lágrimas se agrupaban nublando su visión, sentía cómo su corazón se achicaba ante los brazos cariñosos que lo anclaban al satisfacer el deseo de algún día volver a tener sus brazos entre su cuerpo arrullándolo, consolándolo como innumerables veces, acariciándole el cabello, susurrándole el poseer a alguien en el cual arrojar su carga, pese a todo. Shoto también la abrazó enredando sus brazos en su cadera, al recibir la acción Rei meció su cabello bicolor, aliviándose, porque pensó que no sería correspondida, porque pensó que no la perdonaría. La albina se despegó del abrazo, acunando su rostro.

Closed Room •Todobakudeku•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora