Dancing with the devil [Trueplik]

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Pov. Manuel

―Es re lindo ―soltó, con una sonrisa y los ojos brillantes―. Aunque un salvaje también, me dejó altos chupones. ―explicó, haciendo la cabeza a un costado y dejándome ver los chupones que Daniel le había dejado.

―Mmh, que bien que la pasaste bien... ―susurré, sintiendo mi sangre hervir por dentro.

Tenía que controlarme, Mateo era así. Yo ya lo conocía desde los 10. Sabía que hacía estas cosas de manera inconsciente.

―Es muy pegajoso además, me dio mimitos hasta que me canse. ―explicó, soltando una risita y ruborizándose ligeramente.

Sabía lo que eso significaba.

Le gusta Daniel.

Y yo perdí todas mis oportunidades con él.


[...]


―No tengo ganas de salir, Mateo. ―espeté con molestia.

Sabía que él iba a estar ahí, y no quería que la situación se repitiera.

―Daaaale, Manu ―puchereó―. Te compenso con lo que quieras después. ―prometió.

Inhalé y exhalé, sabiendo que no iba a dejar de insistir.

―Está bien, deja que me calzo. ―solté, recibiendo una brillante sonrisa de su parte, antes de un abrazo.

Sabía que había cometido un error, y que el único que iba a salir herido esta noche iba a ser yo, pero aún así me calcé las zapatillas y lo seguí al boliche.

No tardó mucho en abandonarme para ir por unos tragos.

Yo me quedé charlando con Lit, que estaba contándome animadamente sobre el chico que había conocido hace unos días, y que lo tenía completamente enganchado. Se llamaba Ignacio al parecer.

Y el mismo llegó unos minutos más tarde, consiguiendo desviar la atención del platinado completamente. Por ende, decidí marcharme a buscar a Mateo, que se había tardado mucho ya.

Pasé entre la gente, hasta encontrarlo. Estaba en la barra.

Y no estaba solo.

Sentí una punzada en mi pecho.

No sabía que me dolía más, que el chico que me gustaba estuviera con otro, o que uno de mis mejores amigos se lo estuviera chapando.

Supuse que iba a volver solo a casa.

Y que ya no iba a soportar más esta situación.

Me fui a mi casa, simplemente dejando un mensaje en el chat de Mateo.

Ya en mi casa, me ahorré las lágrimas.

Subí a mi habitación y me quedé mirando mi celular, ya que sabía que no iba a poder dormir.

Y entré a instagram.

Había historias de Mateo con Valentín.

Mi pecho punzó de nuevo, y entonces, presioné sobre la pantalla, pasando las historias y, más tarde, dejé de seguir a Mateo.

Tenía que dejarlo ir.

Ya no podía sufrir como lo estaba haciendo.


[...]


―No tengo ganas de hablar, Mateo. ―solté, sin levantar la mirada de mi libro, al sentirlo entrar en mi pieza. Seguro mi mamá lo había dejado entrar.

Our way out [Trap one-shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora