Sucesores de satisfacción. | YeonBin | Taegyu | Beomhyun | SooJun 🏆

13. 𝙴𝚕 𝚏𝚒𝚗𝚊𝚕 𝚍𝚎𝚕 𝚙𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚙𝚒𝚘

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BeomGyu.

|El final del principio|

— Onceavo — murmuro a los resultados sobre el muro.

Los segundos parciales habían concluido y pese a que mi promedio me permitía continuar con mi beca sin problemas, mis decimas me sacaban totalmente del cuadro de honor.

Ni siquiera conozco a los primeros 10, una chica de mi clase está dentro de la lista especial pero aparte de que es rango Oro no recuerdo nada mas sobre ella.

Cabeceo un poco mientras me digo a mi mismo que no importa eso mientras pueda seguir estudiando, así que inicio mi caminata al estacionamiento para poder volver a casa de una vez por todas. Los exámenes habían acabado conmigo casi por completo. Soobin y Yeonjun habían tenido un par de concesiones con sus clases por el inicio de la temporada de Baloncesto, pero fuera de sus faltas en días regulares ambos tuvieron que extralimitar su tiempo de sueño para poder atender sus tutorías privadas y los exámenes.

En más de una ocasión encontré luz proveniente de alguna de las habitaciones de los chicos a altas horas de la madrugada, lo que me aseguraba que en el interior un solitario estaba dando una ronda de estudio para alguna materia.

A todo este caos los únicos que parecían medianamente descansados eran los gemelos. Desconocía su secreto para memorizar y aprender tan rápido el contenido de sus libros, pero tampoco iba a compararme con ellos cuando me queda más que claro la diferencia en coeficientes.

Tal vez Kai se encargaba de darle tutorías extra a su hermano, o simplemente Tae lograba igualar la forma de aprendizaje de su gemelo en los finales. No estaba seguro. 

Antes de partir por fin a casa, me detengo una última vez en el edificio de artes. Había conseguido el álbum de fotografías de los padres de Jun y en algunas imágenes pude ver como papá participaba en eventos con este taller. Así que esperando encontrarme con alguna pista abro la puerta sin vacilaciones.

Algunas de las aulas son pequeñas, como si fueran estudios para privar del ruido, en cambio otras, eran tan grandes que bien podían usarse como centros de reunión. Había pinturas colgadas cada tanto en los pasillos y por los laterales, frases y figuras de artistas famosos era colocadas delicadamente en trazos sencillos.

Me quede por más tiempo del que pensaba inmerso en un lirio dibujado en acuarelas, hasta que una voz me hizo tropezar por la sorpresa.

— Si tienes un lápiz puedes escribir algo también — comento una mujer mayor mientras se limpiaba las manos con un trapo. Parecía que estaba pintado algo con tonos verdes, pues el color se había extendido por el material. — El muro es libre para expresión — murmura alegre. Pero al ver mi vacilación no puede evitar aceptar mi timidez.

— No creo haberte visto por aquí antes, y no quiero sonar vieja o anticuada, pero no tienes la pinta de que este edificio sea tu facultad ¿O me equivoco? — inquiere curiosa, y yo asiento. Lo que la hace sonreír. No puedo evitar proyectar a la abuela Jung. Había muerto hace mucho, pero el aura que me daba era muy parecida.

— ¿Estás perdido? O mejor aún ¿Encontraste tu artista interior mientras veías la flor? —

— Estoy buscando a alguien— comento algo torpe. Mientras ella permanece atenta a mis movimientos, yo jalo un poco la mochila de mi hombro y la abro para mostrarle el álbum con la foto del festival en la que parece papá. — Él es mi padre, Jung Hoseok. Estoy buscando a sus amigos de la universidad y encontré esta foto, me preguntaba si de casualidad usted sabe algo —