XVIII

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Deseo del corazón.

- ¿No los ves? Están ahí. - Decía Harry una y otra vez.

- Yo no veo nada. - Dijo Ron. - ¿Estas seguro?

- Te lo juro. Parate aquí donde estoy yo. - Lo movió un poco. Sentía que mi corazón iba a estallar. Tenía mucha curiosidad por saber...

- ¿Los ves? Ella es mi ma-

- ¡Increible! - Dijo Ron de repente.

- ¿Ves a tus padres...? - Murmuré hacia mi primo.

- No, soy yo pero... Mayor.

¿Qué?

Harry y yo nos miramos confundidos.

- Tengo un distintivo como el de Bill... Y soy delegado.... Y... ¡Soy capitán de quidditch! ¡Tambien sujeto la copa de las casas!

- Rain, prueba tú. - Harry empujó sutilmente a Ron.

Sentía el corazón en la garganta. Observé mi reflejo, algo pálido, en el espejo, en pocos segundos una figura alta y de pelo negro se materializó ante mi.

- M-Mamá... - Era hermosa. Por Merlín, era simplemente preciosa. Sus mejillas estaban levantadas por su sonrisa y húmedas por sus lágrimas.

Sentí mis ojos cristalizarse. Otra figura estaba atrás de ella, como manteniendo la distancia. Era un hombre que me miraba fijamente, aparentemente inexpresivo. Su pelo largo y pelirrojo era inconfundible.

- ¿Papá? - Pregunté hacia el espejo.

Sin quitar su expresión, me guiñó un ojo. Sonreí un poco tratando de tragarme las lágrimas.

Mi madre dio una pequeña mirada hacia papá y luego volvió a mirarme. Papá finalmente avanzo hacia ella poniendo una mano en su hombro. Los dos me sornieron en ese instante, observándome.

Esa imagen me tranquilizó un poco. Nunca se lo había dicho a mis hermanas, pero me gustaba pensar... Que mis padres al fin y al cabo, habían podido llegar a buenos términos.

Estaba muy feliz, por alguna razón me sentía tan en paz. Finalmente la voz de mis amigos me devolvió a la realidad.

- ¿Crees que muestre el futuro?

- No lo creo... Si mostró a mis padres y a los de Rain...

Comprendí a lo que se refería. No sabíamos cual era el objetivo de éste espejo.

Los tres nos paramos frente a el, cada uno con una visión diferente. Hasta que una visita inesperada nos hizo sobresaltar.

La señora Norris, oportuna como siempre, apareció en la habitación reparando en nosotros tres fuera de la cama. Tenía un impulso enorme de patearla.

De hecho, iba a hacerlo hasta que Ron me arrastró por debajo de la capa junto con Harry. La gata no era estúpida, pero quizás no estaba muy segura de lo que acabamos de hacer.

La rodeamos con cuidado y luego llegamos hasta la sala común donde sin decir muchas palabras cada uno fue a su habitación.

Al día siguiente, Harry estaba en el gran comedor mirando la nieve por las ventanas. Yo solo estaba acostada en la butaca larga mientras jugaba con mi cabello.

- ¿Quieres jugar al ajedrez? - Dijo Ron.

- No... - Harry le respondió sin mirarlo.

- Rain, ¿vamos a visitar a Hagrid?

No tenía muchas ganas de ser babeada por Fangs hoy.

- No... Si quieres, ve tú.

Finalmente Ron se levantó y se puso frente a nosotros.

La piedra filosofal - REH #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora