ME AHOGO

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Desde que tengo memoria he sido el típico chico que otros catalogarían cómo: afeminado. Los catálogos, las etiquetas, cosas de la sociedad que hasta el día de hoy no logro entender.

Mientras más crecía más presión sentía, por todo.

¡ME AHOGO!, traté de gritar una vez. Nadie me escuchó, nadie volteó a verme.

Sentía que cada paso que daba en la vida era un paso más a una muerte segura. Me río. Sólo era un chico iluso y sin rumbo.

Todos me exigían demasiado, incluso aquellos que ni siquiera tenían el derecho de hacerlo, lo hacían solo porque querían verme sufrir. Ver cómo me perdía cada día era su forma de sentirse vivos.

Ni siquiera era mayor de edad cuando empecé a sentir que realmente no podía más, no tenía a nadie que me ayudara a nadar, nadie quería salvarme, nadie me ayudaba a llegar a la superficie.

¡ME AHOGO!, grité una segunda vez. Está vez alguien si volteó, pero me ignoró. Sólo me tenía yo.

Traté de ignorar todo el dolor, toda la presión. Traté de escapar del mundo más de una vez.

¡ME AHOGO!, grité por tercera vez. Estaba cansado, ni siquiera sé si alguien logro escucharme. Me sentía lejos, pero a la vez tan cerca.

Luego ví a alguien, tomaba mi mano y me ayudaba a salir a la superficie. Me ayudó a estar mejor conmigo, me hizo ver todo lo increíble de la vida, ver todo lo que me perdía.

Simplemente fue luz en toda mi oscuridad. Yo empecé a ser luz.

Y no, no todo mejoró al instante. Fueron meses de terapia. Tratamientos que poco a poco lograron hacer que se fuera la presión de mi cuello que no me dejaba respirar.

Me había dado cuenta que era yo mismo quien sostenía mi cuello con mis propias manos al exigirme más de lo que podía dar. Yo mismo me producía ese sentimiento de ahogamiento.

Han pasado casi 5 años desde la última vez que sentía que me ahogaba, 5 años desde la primera vez que me sentí vivo, han pasado muchas cosas desde entonces. La luz que alguna vez me ayudó a salir de la oscuridad ya no está conmigo, pero le agradezco que se quedara todo el tiempo que lo hizo.

🖤

"Y justo en ese momento empiezas a ver todo más opaco, ya estás muy cerca del final, de tu fin. Pero todavía tienes mucho por vivir, cuando menos lo esperas llega alguien que te toma de la mano y te ayuda a qué todo pueda estar bien. Aunque muchas veces ese alguien seas tú mismo". –Marie Mota

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