2.- Out of Love

7K 456 255
                                    

Harry había llegado tarde, de nuevo. Como había estado haciendo por semanas. Y eso tenía a Draco nervioso, el trabajaba en el laboratorio que instalaron en el sótano, pero Harry partía muy pronto todos los días al ministerio. Desde que se mudaron juntos habían podido organizar el tiempo para pasar un rato juntos, tal vez hacían la cena, o horneaban cualquier cosa. Aunque ambas terminaran en Harry cocinando y Draco sentado en la barra de desayuno observándolo, no lo iba a negar, era terrible en la cocina, pero la intención es lo que cuenta.

Hacía un mes que ya no era así, el chico de ojos esmeralda se levantaba cada vez más temprano, creyendo que su acompañante seguía dormido y llegaba después de que oscureciera, apenas diciendo nada para ir a dormir antes.  Draco no había comentado mucho al principio, siempre había sido muy comprensivo con su novio y sabía cuan cansado era su trabajo. Hasta que su humor cambió con sus horarios. Llegaba muy alegre, sonriendo de verdad, pero parecía ser que cuando el ojigris aparecía, su día de arruinaba. Comenzó a ser cortante, amargo, grosero incluso. Y luego de un año de perfecta tranquilidad habían comenzado a pelear de nuevo.

Y eso fue lo que hizo al rubio pasarse las noches en vela. Ambos habían prometido hablar y escuchar antes de comenzar riñas por tonterías, y les había servido bastante bien considerando sus personalidades tan distintas. Se preguntaba qué estaba yendo mal, qué había hecho mal. Era que no le prestaba atención suficiente, o que tal vez ya no lo amaba como había hecho en la escuela. Quizás por fin se había dado cuenta de lo terrible persona que era.

Las noches también cambiaron. Harry ya no llegaba a hacer la cena y Draco se las arreglaba con lo poco que sabía hacer sin quemar. Pero al ir a dormir, sentía que dormía solo de nuevo. Harry se alejaba tanto que apenas escuchaba su respiración. Fue por eso que descansaba cada vez menos, postergaba lo más que podía la hora de dormir. De cualquier forma. Tomando té en el balcón, pasando horas en el laboratorio, e incluso trató de hornear de nuevo el solo, pero como todas las veces anteriores, había salido mal. Aunque se negaba a admitir que a sus galletas les había sobrado harina y les faltaba polvo para hornear. 

También se despertaba temprano, mucho antes que Harry, a veces se acercaba a él y lo observaba por largos minutos, tratando de encontrar una razón. Otras veces se limitaba mirar las cortinas por tanto tiempo que las figuras de la tela se distorsionaban a sus ojos. Pero algo que compartían todas esas madrugadas era que cuando el otro por fin se levantaba de la cama, Draco fingía dormir, mientras escuchaba el desastre que hacía para prepararse, y a veces, una pequeña lágrima resbalaba por su mejilla. ¿Cuándo dejaste de amarme?

A pesar de todo el dolor que sentía, ya fuera por su propia exageración o no, el rubio se negaba a hablarlo, seguía siendo comprensivo, cariñoso. En parte por miedo y en parte porque no sabría que decirle. Tal vez Harry sólo estaba teniendo mucho trabajo y su novio no hacía más que irritarle. Además, creía realmente que sería egoísta de su parte decir todo lo que creía, preguntar si aún le amaba. Sonaría como un niño pequeño con necesidad de atención, y no, el era un adulto que podía lidiar con sus problemas.


Los días pasaban, con una lentitud dolorosa que lo estaba matando. Lo debía enfrentar, le debía preguntar. No servía de nada que siguiera callando. Solo lo destruía más por dentro.

Como si le hubiera invocado, Harry entró por la puerta e hizo lo que siempre, se quitó lo chaqueta, aventó sus zapatos por ahí y dejó un par de cosas en la mesita de la entrada. Y como siempre, le recibió una pequeña casa colorida y cálida, pero que ahora se sentía un poco más fría. Draco solía estar en el sótano y eso le daba tiempo de cambiarse o hacer cualquier otra cosa. Pero hoy estaba sentado en el sillón con las rodillas dobladas contra su pecho y recargando una taza de té caliente sobre ellas. Sus ojos estaban húmedos y rojos, su cabello despeinado y no se había quitado la ropa de dormir. 

Historias cortasWhere stories live. Discover now