16.- Soulmate AU

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Muggle AU

Todos tienen un animal guardián como acompañante desde que nacen hasta que mueren. Persona A descubre a su alma gemela cuando observa a sus guardianes jugando juntos.

Harry corría por el jardín mientras su madre leía a la sombra de un árbol. No podía hacer mucho y eso comenzaba a aburrirlo. Se había cansado de correr y que Lily no lo viera ni una sola vez, además le había advertido no jugar en la tierra ni tirarse sobre el césped porque se ensuciaría todo y tendría que bañarse otra vez. Nox le acompañaba divertido, era un gatito muy juguetón al contrario de otros que había visto, esos era agresivos y la mayoría le daban miedo, pero el suyo era probablemente el mejor gato del mundo, si le preguntabas.

Cayó hacia atrás en un intento de evitar pisar a Nox caminando entre sus piernas, pero perdió la coordinación, no le dolió, simplemente comenzó a reír y se levantó para sacudirse el pantalón. Pero algo brillante llamó su atención, una línea blanca que brillaba con el sol en la cerca que dividía su casa de la de su vecino, que no conocía. 

Se acercó lo más que pudo y se estiró parado sobre las puntas de sus pies para alcanzar a verlo bien, pero inmediatamente retrocedió al reconocer un pequeño ojo negro en la extraña figura. Pensó en hablarle a su madre, pero ella estaba muy concentrada y sería mejor no molestarla.

La otra cosa que lo sobresaltó fue el chillido que se escuchó del otro lado. 

-¡Neige!- exclamó la voz esta vez, asustada y terriblemente aguda. Frunció el ceño extrañado, aún observando a la cosa sobre su cerca que se comenzaba a mover.

-¿Qué es eso?- dijo en voz alta, más para sí mismo, pero de cualquier forma la voz respondió.

-¿Quién está ahí?- cuestionó demandante la voz.

-¡Hola!- exclamó tiernamente el pelinegro ahora con la certeza de que era una persona.

-¿Quién eres?- indagó en respuesta.

-Me llamo Harry, ¿Y tú?- preguntó amable queriendo saber más, se estiró para ver algo al otro lado sin acercarse a la extraña figura que aún trataba de moverse hacia algún lado. Hubo una pausa insegura antes de contestar.

-Yo soy Draco.- reveló por fin la voz. Algo hizo clic en la pequeña cabeza de Harry. Era lógico que fuera él quien hablaba, su madre le había contado de las personas de la casa de al lado y había mencionado a un niño llamado Draco que aparentemente era de su edad. 

-¿Qué es eso de ahí arriba?- interrogó queriendo sacarse la curiosidad y el cierto miedo que le producía la cosa blanca.

-No es un eso, es Neige, mi serpiente.- explicó Draco y el ojiverde soltó un exagerado jadeo sorprendido.

-¡Tienes una serpiente!- estableció asombrado mientras se acercaba para ver mejor a la criatura.

-Sí, es mi guardián.- declaró Draco orgulloso.

-¡Oh, vaya! Yo tengo un gato, se llama Nox- informó entusiasmado recordando que tenía un gato, se volteó a mirar dónde estaba y lo encontró acostado a los pies de su madre.

-A mi me gustan los gatos.- confesó el niño,- ¿De qué color es?-

-Es negro, muy muy negro, dicen que los gatos negros son de mala suerte, pero yo no lo creo.- comunicó pensativo el ojiverde, contando aquello que le había dicho su madre sobre porque era tan peculiar que su gato fuera así.

-Yo también escuché eso, la verdad me daría miedo ver un gato negro.- comentó Draco.

-Mi gato no da miedo, es muy chiquito, no hace nada más que dormir, tu serpiente sí es extraña, pero es muy bonita.- argumentó el pequeño.

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