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CAPÍTULO 1

❝ QUIERO QUE TRABAJES PARA MI ❞

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Adam se había encontrado con ella al regresar de Tánger, un viaje que estaba decidido a olvidar. Casi le había costado la vida, pero eso no le molestó en absoluto, no podía haberle importado menos. Eran los otros. Eve, ella se había vuelto tan débil y vacía que Adam sintió como si estuviera casado con una extraña.

Durante meses se apresuró a encontrarles sangre, y bebieron todo lo que se pudo, a menudo tirando los dados sobre lo que pudo haber sido algo malo. Pero sobrevivieron, y como era de costumbre, una vez que se llenaron de amor y el afecto del otro, se separaron. Tenía que admitir que estaba feliz, tan feliz de estar de vuelta en Detroit, abandonado por Dios. Hogar dulce hogar.

Fue cuando su taxi se detuvo en un semáforo en rojo que Adam escuchó el débil pero ineludible sonido de una hermosa música resonando en la calle oscura y vacía. Cansado del vuelo y sabiendo que el amanecer no llegaría demasiado pronto, decidió que podía usar una distracción.

―Déjame aquí, por favor ―Pidió al conductor, ya agarrando las asas de su única maleta y el estuche de guitarra.

Siguió la música por el pavimento sucio hasta la puerta abierta de un bar cercano donde, a través del cristal, pudo distinguir la figura de una joven con largo cabello color cobrizo y piel caucásica. Entró al lugar y fue recibido por el ruido y el humo.

Llevaba una chaqueta roja de cuero y estaba parada en el escenario tocando una Sonic Blue Stratocaster, de un hermoso contraste de colores y texturas. Ella no cantaba y no hablaba excepto para pronunciar un simple "gracias" después de cada canción.

Durante aproximadamente media hora, Adam la observó a través de sus gafas de sol oscuras desde una cabina junto a la puerta mientras la multitud bailaba, bebía y conversaba entre sí. Estaba fascinado por su talento innato y las vibraciones de sonido que llenaban el espacio iluminado de neón. Ella no lo vio, pero durante esos dulces minutos él no pudo ver nada más que a ella.

Después de que terminó su acto, al ver que estaba sola en la salida trasera, Adam esquivó los cuerpos que llenaban la habitación y cerró la distancia entre ellos.

―Perdón, pero ¿cómo te llamas? ―Aparentemente sorprendida, ella lo miró con los ojos llenos de confusión y se negó a darle su nombre al extraño alto y oscuro. ¿Quién era él y qué quería? Todo lo que tenía que hacer era golpear el sello en su tarjeta una vez más antes de que terminara el fin de semana.

𝐀𝐃𝐀𝐌: 𝐒𝐄𝐃 𝐃𝐄 𝐀𝐌𝐎𝐑 ━━ AdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora